DAVID ALANDETE - Washington
Ha logrado lo que parecía imposible. Es el primer candidato afroamericano que ha sido elegido presidente de Estados Unidos. Lleva casi dos años de frenética actividad política, desde que lanzara su candidatura en Illinois en febrero de 2007 hasta su próxima entrada en la Casa Blanca, a finales de mes. Pese a conjugar su trabajo con una vida familiar modélica y una sana afición al baloncesto, hay algo que a Barack Obama se le escapa. En estos meses se ha comprometido, en varias ocasiones, a dejar de fumar pero el vicio del cigarrillo ha sido más potente.
El 7 de diciembre le confesó al periodista Tom Brokaw, de la cadena NBC, que había intentado dejarlo en numerosas ocasiones. "Pero en más de una vez he descarrilado", dijo. A Brokaw no se le escapó que Obama estaba admitiendo que, a pesar de haber dicho en la campaña que lo había dejado del todo, en realidad el presidente electo seguía fumándose un cigarrillo de vez en cuando.
-Un segundo. Eso significa que no lo ha dejado...
-He hecho un gran esfuerzo, dadas las circunstancias, por llevar una vida más sana y no habrá ninguna violación de las normas en la Casa Blanca.
De hecho, la Casa Blanca es un espacio totalmente libre de humos. Si Obama quisiera seguir encendiéndose un pitillo de vez en cuando debería salir a uno de sus numerosos balcones o patios, algo no recomendado por el servicio secreto, que vela por la seguridad del presidente y su familia.
El último gran fumador en la Casa Blanca fue el presidente republicano Gerald Ford, que dejó la Casa Blanca en 1977. Es cierto que al demócrata Bill Clinton le gustaba fumarse un puro de vez en cuando, pero el vicio era más bien ocasional, comparado con los siete cigarrillos diarios que ha llegado a fumar Obama, según él mismo admitió en una reciente entrevista concedida a la revista Men's Health
El 7 de diciembre le confesó al periodista Tom Brokaw, de la cadena NBC, que había intentado dejarlo en numerosas ocasiones. "Pero en más de una vez he descarrilado", dijo. A Brokaw no se le escapó que Obama estaba admitiendo que, a pesar de haber dicho en la campaña que lo había dejado del todo, en realidad el presidente electo seguía fumándose un cigarrillo de vez en cuando.
-Un segundo. Eso significa que no lo ha dejado...
-He hecho un gran esfuerzo, dadas las circunstancias, por llevar una vida más sana y no habrá ninguna violación de las normas en la Casa Blanca.
De hecho, la Casa Blanca es un espacio totalmente libre de humos. Si Obama quisiera seguir encendiéndose un pitillo de vez en cuando debería salir a uno de sus numerosos balcones o patios, algo no recomendado por el servicio secreto, que vela por la seguridad del presidente y su familia.
El último gran fumador en la Casa Blanca fue el presidente republicano Gerald Ford, que dejó la Casa Blanca en 1977. Es cierto que al demócrata Bill Clinton le gustaba fumarse un puro de vez en cuando, pero el vicio era más bien ocasional, comparado con los siete cigarrillos diarios que ha llegado a fumar Obama, según él mismo admitió en una reciente entrevista concedida a la revista Men's Health
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