Por Héctor Rodríguez
Moca- Buzos del basudero municipal tienen que permanecer bajo un sol implacable desgranándose sobre su cuerpo, “Aquí todo buscamos galones, hierro, metal, madera, zinc, aluminio, botellas plásticas, cartones y cualquier objeto para luego venderlo, que son su salario que van desde 300 hasta 750 pesos diarios.
Es el vertedero de Moca un drama antiquísimo, ya desteñido, pero latente la realidad de cada uno de los buzos, es deprimente y demoledor. A los niños, jóvenes, hombres y mujeres, se les llaman buzos, porque se escabullen entre desperdicios en busca de un objeto de valor que venden a intermediarios instalados en el mismo basurero.
Donde la ubicación en que se encuentra no es apropiada por las enfermedades que esto puede producir a la población.
Los niños y jóvenes que incursionan en la búsqueda de los materiales no van a la escuela ya que tienen que durar todo el día para lograr materiales vendibles. Ellos se desenvuelven en entre las inmundicias, entre el peligro de los camiones compactadores, la contaminación, las enfermedades y otras limitaciones. La mayoría de los buzos viven en los diferentes barrios de Moca y otros pueblosDonde llegan hombres, niños, jóvenes de ambos sexos a buscar por la desesperación restos de artículos, restos de ropas, electrodomésticos y todo lo que es depositado por los camiones cargados con los desechos de las industrias, comercios y viviendas.Viven una situación de penuria y de la contaminación que significa el vertedero para las más de cuatro mil que laboran en la recolección de desperdicios, con los constantes incendios, unas veces originados por la combustión, el calor y las altas temperaturas que genera la propia descomposición de la basura y otras, de manera intencional, según voces anónimas, los que sobreviven de la “cacería marina” en sus jornadas de “buceo”, no quieren que les quiten el vertedero.
Moca- Buzos del basudero municipal tienen que permanecer bajo un sol implacable desgranándose sobre su cuerpo, “Aquí todo buscamos galones, hierro, metal, madera, zinc, aluminio, botellas plásticas, cartones y cualquier objeto para luego venderlo, que son su salario que van desde 300 hasta 750 pesos diarios.
Es el vertedero de Moca un drama antiquísimo, ya desteñido, pero latente la realidad de cada uno de los buzos, es deprimente y demoledor. A los niños, jóvenes, hombres y mujeres, se les llaman buzos, porque se escabullen entre desperdicios en busca de un objeto de valor que venden a intermediarios instalados en el mismo basurero.
Donde la ubicación en que se encuentra no es apropiada por las enfermedades que esto puede producir a la población.
Los niños y jóvenes que incursionan en la búsqueda de los materiales no van a la escuela ya que tienen que durar todo el día para lograr materiales vendibles. Ellos se desenvuelven en entre las inmundicias, entre el peligro de los camiones compactadores, la contaminación, las enfermedades y otras limitaciones. La mayoría de los buzos viven en los diferentes barrios de Moca y otros pueblosDonde llegan hombres, niños, jóvenes de ambos sexos a buscar por la desesperación restos de artículos, restos de ropas, electrodomésticos y todo lo que es depositado por los camiones cargados con los desechos de las industrias, comercios y viviendas.Viven una situación de penuria y de la contaminación que significa el vertedero para las más de cuatro mil que laboran en la recolección de desperdicios, con los constantes incendios, unas veces originados por la combustión, el calor y las altas temperaturas que genera la propia descomposición de la basura y otras, de manera intencional, según voces anónimas, los que sobreviven de la “cacería marina” en sus jornadas de “buceo”, no quieren que les quiten el vertedero.
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