sábado, 16 de julio de 2016

Los riesgos de depilarse el vello púbico




Mujer depilándose ingles
Expertos advierten del riesgo de infecciones por la depilación de la zona púbica.

Aunque afeitarse y depilarse el vello púbico suele ser poco placentero, son cada vez más los hombres y mujeres de todo el mundo que se someten a este ritual estético con la ayuda de cuchillas de afeitar, cera, cremas y láser.
Una de las principales razones por las que muchos siguen sumándose a esta práctica es estética, según los numerosos estudios científicos realizados sobre el tema. Pero esta no es la única razón.
Según un estudio publicado esta semana por la revista Dermatology, de la Asociación Estadounidense de Medicina (AMA, por sus siglas en inglés), que consultó a 3.316 mujeres en Estados Unidos, un 59% dijo hacerlo "por higiene".
Según el informe, el 62% de las encuestadas aseguraron haberse quitado todo el vello púbico al menos una vez en sus vidas y un 84%, que habían recurrido a algún tipo de depilación. Un porcentaje mucho menor de mujeres dijo que lo hacía "por sus parejas" o por verse "sexy".


Ningún beneficio para la salud

Contrario a la creencia de las encuestadas en este estudio, las principales investigaciones existentes sobre este tema no han probado la existencia de ningún beneficio significativo asociado a depilarse el pubis, excepto el de reducir la probabilidad de tener piojos en esta zona.
Los mismos estudios sí destacan varios de los riesgos que entraña para la salud.
"Los doctores no piensan que (depilarse el pubis) tenga ningún beneficio para la salud", le explicó a BBC Mundo la doctora Luisa Dillner, quien publicó esta semana en el periódico británico The Guardian un artículo titulado "¿Es más higiénico depilarse el vello púbico?".
"Hace que la presencia de piojos sea menos probable. Pero aumenta el riesgo de infecciones por los pequeños cortes que se producen el área púbica", agregó Dillner.

Mujer depilándose piernas.
Los estudios no indican que sea más "higiénico" depilarse las zonas íntimas.
En su artículo, la doctora Dillner argumenta que la depilación deja al pubis "indefenso" y concluye: "Tu pubis es un asunto tuyo. Pero el vello púbico está ahí por una razón: para proteger tus genitales de fricciones e infecciones. Es más higiénico no afeitártelo".

Los principales riesgos de depilarse el pubis

Uno de los estudios que analizó los riesgos de la depilación del pubis fue realizado por la profesora de la Universidad de Texas Andrea L. DeMaria y otros colegas hace dos años entre 333 mujeres de Estados Unidos que admitieron haberse depilado su zona púbica en algún momento en sus vidas.
El estudio fue publicado en el American Journal of Obstetrics and Gynecology, una publicación estadounidense de obstetricia y ginecología.
Según el estudio, un 60% experimentó al menos una complicación de salud por esta depilación, siendo más común la abrasión y pelos que crecían hacia dentro. Sin embargo, sólo el 4% de las mujeres buscó ayuda médica o habló del problema con su doctor, lo que según DeMaria "es importante".


Consejos para una depilación segura
  • 1. Depilarse tras haberse dado un baño, de forma que los folículos estén más blandos.
  • 2. No compartir cuchillas de afeitar, especialmente si están usadas.
  • 3. Usar jabón o gel sin perfume y depilarse en la dirección del pelo, no en contra, para evitar la abrasión.
  • 4. Hablar con su doctor si surge algún problema o tiene alguna duda.

DeMaria no se mostró ni a favor ni en contra de la depilación del vello púbico, pero advirtió que es importante que las personas sepan los riesgos que conlleva y tomen acción para minimizarlos.
"Los cortes o folículos abiertos, en una zona húmeda, aumentan la posibilidad de infecciones con bacterias o virus, incluido un mayor riesgo de contraer herpes u otras enfermedades transmitidas sexualmente", le explicó a BBC Mundo.
DeMaria agregó: "La gente no se da cuenta de que quitarse el vello de las zonas íntimas no es lo mismo que quitarse el vello de otras zonas del cuerpo".
Otro estudio publicado por expertos de la universidad estadounidense George College & State University realizado entre 1.110 universitarios y universitarias hace dos años, halló que la práctica era común tanto en hombres como mujeres (el 95% se había depilado el pubis en el último mes).
Un 80% de los encuestados dijo haber experimentado picazón tras haberse depilado sus zonas íntimas.

Obsolescencia programada: ¿realmente “conspiran” las empresas tecnológicas para hacer productos que duren poco?


"Ya no las fabrican como antes", es una frase que se escucha frecuentemente. En el caso de la llamada "Bombilla Centenaria" luce muy acertada.
115 años después de haber sido encendida, aun brilla tenuemente en una estación de bomberos en Livermore, EE.UU.
La "Bombilla Centenaria" suele mencionarse como evidencia de una supuesta siniestra estrategia de negocios conocida como "obsolescencia programada" o planificada.
Muchos creen que las bombillas y otros productos de la tecnología podrían fácilmente durar décadas, pero es más rentable introducir una vida útil artificial para que las compañías obtengan ventas repetidas.
"Es la teoría conspirativa de la obsolescencia programada", dice Mohanbir Sawhney, profesor de Mercadeo de la Northwestern University de EE.UU.
Y es algo que existe, sí; pero con matices. Más allá de la cruda caricatura de compañías codiciosas deliberadamente desplumando a sus consumidores, la práctica tiene algunos puntos positivos.

En respuesta a los consumidores

Hasta cierto punto, además, es una consecuencia inevitable de que existan empresas sostenibles que le dan a la gente los productos que desean.
"Básicamente, están reaccionando al gusto de los consumidores", dice Judith Chevalier, profesora de Finanzas y Economía de la Universidad de Yale (EE.UU.).
Creo que hay casos en los que en cierta forma engañan al cliente, pero hay otras situaciones donde la culpa puede recaer en el consumidor"
Judith Chevalier, experta
"Creo que hay casos en los que en cierta forma engañan al cliente, pero hay otras situaciones donde la culpa puede recaer en el consumidor".
Como producto, las bombillas proporcionan un ejemplo práctico muy emblemático de obsolescencia programada.
Thomas Edison inventó las bombillas eléctricas comercialmente viables alrededor de 1880.
Esas primeras lámparas incandescentes -incluyendo la "Bombilla Centenaria"- eran de filamentos de carbono y no del tungsteno que se utilizaría extensamente 30 años más tarde.
La Bombilla CentenariaAl ver que los consumidores no estaban dispuestos a pagar por reponerlas, las empresas de iluminación buscaron producir bombillas que durarán el mayor tiempo posible, dice el sitio especializado en antigüedades "Collector's Weekly".


La "Bombilla Centenaria" ha estado encendida por más de un siglo.
Sin embargo, el modelo de negocios cambió cuando la base de clientes creció. Las compañías vieron que podían ganar más dinero haciendo unidades desechables, pasando el costo de reemplazarlas a los consumidores.
Eso dio origen en la década de los 20 al tristemente célebre "Cartel Phoebus" con fabricantes como Osram, de Alemania, Associated Electrical Industries, de Reino Unido, y General Electric (GE) en Estados Unidos, que confabularon para reducir artificialmente la vida útil de las bombillas a 1.000 horas.

La práctica se generaliza

Los detalles de la trama aparecieron décadas más tarde en investigaciones gubernamentales y periodísticas.
Para Giles Slade, autor del libro "Made to Break", (Hecho para romperse) "el cartel es el ejemplo más obvio" de los orígenes de la obsolescencia programada "porque esos documentos fueron encontrados".
Y esa práctica afloró en otras industrias.
Por ejemplo, la competencia en el naciente mercado automovilístico de los años 20 hizo que General Motors introdujera el ahora familiar cambio anual de modelos en sus vehículos.
Aunque el término "obsolescencia programada" no comenzó a usarse hasta la década de los 50, para entonces ya había permeado las sociedades de consumo.
Y de distintas formas, sutilmente o no, aun existe en la actualidad.


Desde la llamada durabilidad artificial, en la que componentes frágiles caducan y repararlos cuesta más que reemplazar los productos, hasta las actualizaciones estéticas, los fabricantes cuentan con suficientes artimañas para seguirle sacando dinero a sus clientes.

La situación en tecnología

Un ejemplo son los teléfonos inteligentes, que suelen ser desechados después de apenas un par de años de uso.
Las pantallas o los botones se parten, las baterías mueren o sus sistemas operativos y aplicaciones repentinamente ya no se pueden actualizar.
Sin embargo, una solución está siempre a la mano: nuevos aparatos lanzados más o menos cada año y ofrecidos como el "mejor de la historia".
Y Slade menciona los cartuchos de impresión como otro ejemplo de descarada obsolescencia programada.
Los microchips, sensores de luz o baterías pueden inutilizar un cartucho mucho antes de que toda la tinta haya sido usada, obligando a los consumidores a comprar unidades completamente nuevas.
En una escala macroeconómica, la rápida renovación de productos potencia el crecimiento, crea empleos y tiende a fomentar la innovación y mejorar la calidad de los productos"
Según Cartridge World, una compañía que recicla cartuchos de impresión y ofrece recambios baratos, solo en América del Norte 350 millones de cartuchos (ni siquiera vacíos) terminan en vertederos cada año.

Visión matizada

A pesar de esos notorios casos resulta demasiado simplista condenar la práctica de la obsolescencia planificada.
En una escala macroeconómica, la rápida renovación de productos potencia el crecimiento, crea empleos y tiende a fomentar la innovación y mejorar la calidad de los productos.
"Sin ninguna duda, como resultado de nuestro modelo de consumo hoy más gente que nunca cuenta con una mejor calidad de vida", dice Slade.
"Desafortunadamente, la obsolescencia programada es también responsable por el calentamiento global y los desechos tóxicos", agrega.


Una persona con un teléfono inteligente
n Los teléfonos deben ser reemplazados en unos pocos años.
A menudo, la obsolescencia planificada no es manifiestamente explotadora ya que beneficia tanto al consumidor como al fabricante.
Chevalier destaca que las compañías ajustan la durabilidad de sus productos a las necesidades del cliente y sus expectativas, y pone como ejemplo la ropa infantil.
"¿Quién compra trajes súper duraderos a sus hijos?", se pregunta. Con tal y de que no sean caros no importa si se manchan o pasan de moda ya que, en muchos casos, no les servirá a los niños por mucho tiempo.

La cultural del desecho

El mismo argumento se puede aplicar a productos electrónicos.
"Si alguna vez ha habido una verdadera obsolescencia, es en tecnología", dice Howard Tullman director ejecutivo de la incubadora de startups 1871.
"Es casi como si la tecnología se cuidara a sí misma. Esto quedará obsoleto quieras o no".
Es casi como si la tecnología se cuidara a sí misma. Esto quedará obsoleto quieras o no"
Howard Tullman, empresario
A muchos clientes, por lo tanto, no les importa pagar menos por un teléfono en el que la batería no tendrá una carga útil en tres años porque igualmente la tecnología avanzara demasiado rápido.
Mientras tanto, hay formas de estimular a los fabricantes para que extiendan la vida de sus productos.
En el mercado automovilístico, por ejemplo, Chevalier dice que "todo el mundo piensa y averigua en cuanto tiempo un auto se va a depreciar en comparación con otro".
De hecho, los automóviles se mantienen ahora en circulación mucho más tiempo que antes.

A reciclar

A medida que ha aumentado la conciencia ecológica puede que los productos también se vuelvan menos desechables.


El Proyecto Ara de Google, por ejemplo, está desarrollando teléfonos inteligentes para cambiar componentes tecnológicos que queden obsoletos, en vez de tener que tirar a la basura el aparato antiguo.
Un enfoque empresarial hacia el reciclaje y la reutilización está dejando una gran huella, dice Sawhney.
Por ejemplo el fabricante de automóviles electrónicos Tesla tiene pensado devolver las baterías usadas en los autos de sus clientes y readaptarlas para almacenar energía en el hogar.
La compañía también auto-descarga y actualiza el software en los autos de sus clientes mientras los vehículos se cargan durante la noche.
Sawhney, quien es dueño de un Tesla, dice que la compañía planifica con antelación esos tipos de actualizaciones al incluir sensores "esencialmente a prueba de futuro" y hardware en el vehículo.
"En vez de venderme modelo tras modelo del auto, (Tesla) simplemente cambio el software", dice Sawhney. "Es un antídoto a la obsolescencia programada".
"En cierta forma hace que la obsolescencia sea obsoleta".

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