CULTURA MUNICIPAL
LOS MUNICIPIOS 153
Artagnan Pérez Méndez
Moca.- 7. LA CAPELLANIA. Adoptamos como capellanía la fundación en la cual ciertos bienes quedan sujetos al cumplimiento de misas y otras cargas piadosas. A partir del siglo XVII, la Iglesia Católica logró adquirir muchos inmuebles y rentas fijas, consecuencia de las capellanías que muchos fieles fundaban o establecían. Era la costumbre traída desde la Madre Patria y trasplantada a nuestro suelo, no obstante, entendemos que el cielo no se puede comprar con abonos parciales o anticipos de bienes materiales hechos en la tierra, sino más bien, por el acopio de obras de bien realizadas a favor del prójimo, por amor a Dios y en cumplimiento del mandato divino: amaras al Señor tu Dios con toda tu fuerza y con toda tu alma, y a tu prójimo como a ti mismo.
La realidad es que en los tiempos coloniales era común fundar capellanías y precisamente, la “fundación” (Comillas A.P.M. adrede) de Moca, algunos historiadores la sitúan con una capellanía, lo cual no quiere decir, en modo alguno, que Moca nace de una capellanía.
La fertilidad de nuestras tierras, las inmigraciones de familias canarias y otras ligadas al cultivo de la tierra, influyó para que los primeros establecimiento, aún antes de la villa adquirir conciencia de pueblo, se radicaran en la zona rural.
La Iglesia, beneficiaria de las capellanías, recibía bienes que luego prestaban o arrendaban a los interesados, pues la obligación era la celebración de misas en beneficio o provecho de quien pagaba la capellanía.
En el siglo XVIII un sacerdote recibía cinco pesos por oficiar una misa, conforme a datos que recoge el historiador Roberto Cassá y no dude nadie que por el dinero efectivo se percibía un tipo de interés que llegó hasta a un 5%.
Según el historiador precedentemente mencionado, “las creencias religiosas pautaban que a más misas, mayores posibilidades de salvación, por lo que los propietarios adinerados, dejaban bienes que podía elevarse a miles de pesos.
A mediado del siglo XVIII, aproximadamente para el año 1750, estaba arraigado el culto y veneración a Nuestra Señora del Rosario. Es razonable presumir que algún inmigrante español o canario de los tantos que llegaron en diferentes épocas a nuestra isla, trajera la devoción al rezo del Santo Rosario y a Nuestra Señora del Rosario. En efecto, los primeros pobladores nuestros llamaban a la villa “Nuestras Señora del Rosario de Moca”
Hasta el 26 de Marzo de 1726 no se había fijado oficialmente el rezo del Rosario, en la Iglesia Católica, lo cual se logra bajo el pontificado de Benedicto XIII en la fecha anteriormente indicada. Sin embargo, el rezo y la devoción venia de muchos años anteriormente por devoción y propagación de Santo Domingo de Guzmán, el cual había fallecido en el año 1221.
Los primeros pobladores de la Villa de Nuestra Señora del Rosario de Moca, los cuales mencionamos en el número anterior, se radicaron en Estancia Nueva y allá establecieron una Iglesia o ermita, presumiblemente en el lugar que llamamos La Ermita, que no es sino parte de Estancia Nueva.
Esta ermita o iglesia era atendida por sacerdotes que se trasladaban desde Santiago y La Vega. Es lo que recoge la tradición ya que no tenemos fuentes históricas escritas.
Está fuera de dudas, que la devoción al santo rosario estaba arraigada en La Hispaniola. En el recuento de la visita pastoral del Arzobispo Álvarez de Abreu, del 18 de Octubre de 1739 al 1° de Abril de 1740, el prelado hace constar: “Tiene la ciudad (de Santo Domingo, paréntesis A.P.M.) dos ermitas con titulo de San Miguel y San Antonio Abad, una y otra bien tratadas, y en ambas dicen misas todos los días de fiesta, a las que asisten muchos de los vecinos cercanos y también de noche al rosario.
8. LA CAPELLANIA DE JUAN LOPEZ. La ermita de Nuestra Señora del Rosario era Ayuda de Parroquia, es decir, no se había erigido como parroquia, pero los curas que la visitaban periódicamente, desde Santiago o La Vega, administraban algunos sacramentos y oficiaban periódicamente en dicha ermita
Según datos que hemos tomado de la investigaciones del fraile franciscano Cipriano de Utrera, el capital Gregorio López y su esposa Juana Fernández de Barrios, los cuales eran vecinos de Santiago, pero seguramente oriundos de Estancia Nueva, fundaron una capellanía de quinientos pesos, con la obligación de decir doce misas al año, en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario del sitio de Moca.
Según mi particular apreciación, para el año últimamente indicado, ya la villa de Nuestra Señora del Rosario de Moca, se había establecido en El Alto de la Ferrera..
La seguridad de esta capellanía la obtuvo Fray Cipriano de Utrera examinando los papeles de la familia Espinosa-.Azcona, los cuales son desconocidos para quien escribe.
Los descendientes de don Faustino Guzmán, así como los miembros de las familias Vásquez, Cabrera, Jiménez y Compres, que seguramente fueron de nuestras primeras familias, se dieron a la tarea de construir una nueva ermita o iglesia, en El Alto de la Ferrera, donde poco a poco se iba desarrollando el poblado. Además ofrecía la ventaja de evitar el cruce de los ríos que en tiempo de abundantes lluvias impedía la llegada de los sacerdotes para la administración del pasto espiritual que reclamaba la población
No tenemos la data de cuando las familias se trasladan de Estancia Nueva y la Ermita, a lo que hoy ocupa la villa y ciudad de Moca. Pero los recientes hallazgos de cadáveres en la plaza central, al norte de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, es signo evidente que en este sitio se había erigido el templo, modesto en sus inicios. Era costumbre que los cementerios de ubicaban al lado de los templos católicos.
Los estudios realizados sobre los cadáveres encontrados en la remodelada plaza del lado norte del templo de Nuestra Señora del Rosario, conforme a las pruebas de carbono a que los mismos fueron sometidos, revelan la existencia de grupos de pobladores, desde el siglo XVI y con más seguridad desde el XVII.
La Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, seguramente fue Ayudantía de parroquia hasta la fecha en la cual fue erigida en Parroquia. La población tuvo que soportar todas las vicisitudes propias de la Isla en ocasión del Tratado de Basilea, en virtud del cual España cedió la parte española de la isla, a Francia.
LOS MUNICIPIOS 153
Artagnan Pérez Méndez
Moca.- 7. LA CAPELLANIA. Adoptamos como capellanía la fundación en la cual ciertos bienes quedan sujetos al cumplimiento de misas y otras cargas piadosas. A partir del siglo XVII, la Iglesia Católica logró adquirir muchos inmuebles y rentas fijas, consecuencia de las capellanías que muchos fieles fundaban o establecían. Era la costumbre traída desde la Madre Patria y trasplantada a nuestro suelo, no obstante, entendemos que el cielo no se puede comprar con abonos parciales o anticipos de bienes materiales hechos en la tierra, sino más bien, por el acopio de obras de bien realizadas a favor del prójimo, por amor a Dios y en cumplimiento del mandato divino: amaras al Señor tu Dios con toda tu fuerza y con toda tu alma, y a tu prójimo como a ti mismo.
La realidad es que en los tiempos coloniales era común fundar capellanías y precisamente, la “fundación” (Comillas A.P.M. adrede) de Moca, algunos historiadores la sitúan con una capellanía, lo cual no quiere decir, en modo alguno, que Moca nace de una capellanía.
La fertilidad de nuestras tierras, las inmigraciones de familias canarias y otras ligadas al cultivo de la tierra, influyó para que los primeros establecimiento, aún antes de la villa adquirir conciencia de pueblo, se radicaran en la zona rural.
La Iglesia, beneficiaria de las capellanías, recibía bienes que luego prestaban o arrendaban a los interesados, pues la obligación era la celebración de misas en beneficio o provecho de quien pagaba la capellanía.
En el siglo XVIII un sacerdote recibía cinco pesos por oficiar una misa, conforme a datos que recoge el historiador Roberto Cassá y no dude nadie que por el dinero efectivo se percibía un tipo de interés que llegó hasta a un 5%.
Según el historiador precedentemente mencionado, “las creencias religiosas pautaban que a más misas, mayores posibilidades de salvación, por lo que los propietarios adinerados, dejaban bienes que podía elevarse a miles de pesos.
A mediado del siglo XVIII, aproximadamente para el año 1750, estaba arraigado el culto y veneración a Nuestra Señora del Rosario. Es razonable presumir que algún inmigrante español o canario de los tantos que llegaron en diferentes épocas a nuestra isla, trajera la devoción al rezo del Santo Rosario y a Nuestra Señora del Rosario. En efecto, los primeros pobladores nuestros llamaban a la villa “Nuestras Señora del Rosario de Moca”
Hasta el 26 de Marzo de 1726 no se había fijado oficialmente el rezo del Rosario, en la Iglesia Católica, lo cual se logra bajo el pontificado de Benedicto XIII en la fecha anteriormente indicada. Sin embargo, el rezo y la devoción venia de muchos años anteriormente por devoción y propagación de Santo Domingo de Guzmán, el cual había fallecido en el año 1221.
Los primeros pobladores de la Villa de Nuestra Señora del Rosario de Moca, los cuales mencionamos en el número anterior, se radicaron en Estancia Nueva y allá establecieron una Iglesia o ermita, presumiblemente en el lugar que llamamos La Ermita, que no es sino parte de Estancia Nueva.
Esta ermita o iglesia era atendida por sacerdotes que se trasladaban desde Santiago y La Vega. Es lo que recoge la tradición ya que no tenemos fuentes históricas escritas.
Está fuera de dudas, que la devoción al santo rosario estaba arraigada en La Hispaniola. En el recuento de la visita pastoral del Arzobispo Álvarez de Abreu, del 18 de Octubre de 1739 al 1° de Abril de 1740, el prelado hace constar: “Tiene la ciudad (de Santo Domingo, paréntesis A.P.M.) dos ermitas con titulo de San Miguel y San Antonio Abad, una y otra bien tratadas, y en ambas dicen misas todos los días de fiesta, a las que asisten muchos de los vecinos cercanos y también de noche al rosario.
8. LA CAPELLANIA DE JUAN LOPEZ. La ermita de Nuestra Señora del Rosario era Ayuda de Parroquia, es decir, no se había erigido como parroquia, pero los curas que la visitaban periódicamente, desde Santiago o La Vega, administraban algunos sacramentos y oficiaban periódicamente en dicha ermita
Según datos que hemos tomado de la investigaciones del fraile franciscano Cipriano de Utrera, el capital Gregorio López y su esposa Juana Fernández de Barrios, los cuales eran vecinos de Santiago, pero seguramente oriundos de Estancia Nueva, fundaron una capellanía de quinientos pesos, con la obligación de decir doce misas al año, en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario del sitio de Moca.
Según mi particular apreciación, para el año últimamente indicado, ya la villa de Nuestra Señora del Rosario de Moca, se había establecido en El Alto de la Ferrera..
La seguridad de esta capellanía la obtuvo Fray Cipriano de Utrera examinando los papeles de la familia Espinosa-.Azcona, los cuales son desconocidos para quien escribe.
Los descendientes de don Faustino Guzmán, así como los miembros de las familias Vásquez, Cabrera, Jiménez y Compres, que seguramente fueron de nuestras primeras familias, se dieron a la tarea de construir una nueva ermita o iglesia, en El Alto de la Ferrera, donde poco a poco se iba desarrollando el poblado. Además ofrecía la ventaja de evitar el cruce de los ríos que en tiempo de abundantes lluvias impedía la llegada de los sacerdotes para la administración del pasto espiritual que reclamaba la población
No tenemos la data de cuando las familias se trasladan de Estancia Nueva y la Ermita, a lo que hoy ocupa la villa y ciudad de Moca. Pero los recientes hallazgos de cadáveres en la plaza central, al norte de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, es signo evidente que en este sitio se había erigido el templo, modesto en sus inicios. Era costumbre que los cementerios de ubicaban al lado de los templos católicos.
Los estudios realizados sobre los cadáveres encontrados en la remodelada plaza del lado norte del templo de Nuestra Señora del Rosario, conforme a las pruebas de carbono a que los mismos fueron sometidos, revelan la existencia de grupos de pobladores, desde el siglo XVI y con más seguridad desde el XVII.
La Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, seguramente fue Ayudantía de parroquia hasta la fecha en la cual fue erigida en Parroquia. La población tuvo que soportar todas las vicisitudes propias de la Isla en ocasión del Tratado de Basilea, en virtud del cual España cedió la parte española de la isla, a Francia.
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