Por Ángel Domínguez.
MOCA.- Sorprende ver como el autor del libro objeto de este comentario maneja datos estadísticos de la época en que se produce la rebelión del 2 de mayo de 1861.
En la página 123 por ejemplo, hablando acerca de la composición racial de la población dominicana, este afirma: “Había poblados y provincias donde el grupo de blancos era mayor que en otros, pero siempre minoría con relación a mestizos y negros. En comunidades del Cibao y el Este, la minoría blanca era mayor que en el Sur –con excepción de Baní-, la Línea Noroeste y la línea fronteriza pero la población en sentido general, podía llegar a un 85 o 90 por ciento de mestizos y negros y un 10 o 15 de blancos”.(subrayados nuestro)
¿Cuál es la fuente de esos datos estadísticos que Ayuso ofrece? Ninguna. ¿En qué se apoya? En la especulación. El objeto como ya afirmamos en la parte anterior es estructurar un edificio de mentiras que le sirva de soporte a otras afirmaciones igualmente falsas.
La estadística moderna y confiable solo empieza aparecer en nuestro país a partir del año de 1920. En el último cuarto del siglo XIX “el levantamiento de los censos, empadronamientos, las estadísticas del estado civil y de la escolaridad registradas por los municipios y la iglesia católica… fueron infructuosos” (Véase “Censos Municipales del siglo XIX y Otras Estadísticas de Población” de Alejandro Paulino Ramos, publicación del AGN)
Debe agregarse a esto, además, que en esos intentos de censos, tampoco hubo una medición o cuantificación de los habitantes en razón del color de la piel. El dato que los “censos” de la época no recogieron, Ayuso lo posee.
Para estos fines resulta de mucha utilidad dos informaciones reproducidas por el Dr. Julio Jaime Julia en su afamada “Notas Para la Historia de Moca” (escasísimamente leída por los mocanos).
La primera es la reproducción de un capítulo de la obra del viajero norteamericano Samuel Hazard miembro de la comisión de observación de los Estados Unidos que vino al país en el 1871 a evaluar el estado de nuestra nación tras la solicitud de protectorado hecha por el presidente Báez. En el capítulo destinado a Moca y bajo el epígrafe de “Bellas Mujeres” de su libro “Santo Domingo, Pasado y Presente”, Hazard ofrece su impresión sobre Moca, su productividad, floreciente vida, la amabilidad de sus habitantes, sobre su orden y limpieza de sus calles etc. etc. y sobre el color de los habitantes de Moca. Dice “La población de Moca parece estar compuesta en su mayor proporción de gente de pura raza blanca”.
La segunda, es la inclusión de un informe del cónsul inglés en Santo Domingo, Sir Robert Schomburgk, dirigido al canciller británico, Bizconde Palmerston con fecha de agosto 25 de 1851 (es decir, 20 años antes que la presencia de Hazard) en la que el cónsul Schomburgk le comunica a Palmerston entre otras cosas lo siguiente: “La población de la comarca (de Moca) es casi totalmente blanca y en ella hay pocos mulatos y escasos negros”.( Notas Para la Historia de Moca, de J.J.J. Pag. 397)
Una y otra información plenamente coinciden en la apreciación del color de los habitantes de la comarca. Se producen con una distancia de por medio de 20 años. Se originan por motivos diferentes y nada de dudas debe existir en su carácter voluntario e imparcial. En ninguna debe suponerse interés en distorsionar la realidad.
Esas fueron las impresiones en el momento en que visitaron la comarca. Talvez exageraron en algo. Pero, ¿Los dos?
No significa tampoco que la composición racial de ese momento haya permanecido inalterable. Es claro que no, pues a simple vista se observa que es mucha la mezcla racial no solo en Moca sino en todo el país.
Pero ante la ausencia de datos específicos sobre la composición racial de aquel momento, estas informaciones son muy útiles y provechosas (en este caso para Moca) pues aunque no tienen la fuerza del dato estadístico y la cuantificación científica, estas suplen la ausencia de información. Aparte de que coinciden con otras valoraciones orales y escritas.
Todo esto muestra las distancias existentes entre el imaginario contexto que Ayuso crea y la realidad. De esa imaginación es que sale la afirmación de que “el acontecimiento del 2 de Mayo obedeció de manera primordial a una motivación racial y no patriótica, por el temor de que España reimplantara la esclavitud”, como afirmara Emilio Cordero Michel y repitiera Ayuso el 22 de octubre del 2008.
Ya he afirmado en anterior ocasión a esta, que no fue una causa de carácter racial la que impulsó a los héroes del 2 de mayo encabezados por el coronel José Contreras a la rebelión contra la anexión, pues nadie puede demostrar que estos fuesen de color negro. Afirmar, además, que la motivación fue “por el temor a que España reimplantara la esclavitud” es mas desafortunada aún. Si hubiese sido así José Contreras no hubiese sido coronel del ejército en armas por la independencia y contra los haitianos pues no hubiese luchado contra ellos como lo hizo en todo el proceso de la guerra de independencia nacional.
Pintar de color este extraordinario grito de rebeldía es desnaturalizarlo y envilecerlo. Es una mezquindad. Reducirlo al ámbito racial es, además, falsearlo solo movido por la fascinación de la leyenda negra. Con mayoría de blancos en la población mocana o sin ella, con negros o con mestizos como mayoría, ese hecho tuvo un profundo sentido patriótico y libertario.
La rebelión del 2 de Mayo de 1861 producida en esta ciudad, fue el más vigoroso antecedente de la restauración de la república. Sirvió de chispa para incendiar la pradera, se convirtió en un potente clarinetazo que sacudió la conciencia colectiva dirigiéndola posteriormente al grito de capotillo. La identidad particular de Moca y su trayectoria histórica al lado de las mejores causas nacionales tiene en el 2 de Mayo uno de sus mejores y más sólidos eslabones de su rica tradición política progresista y de su espléndida herencia histórica.
Debo, en este caso, expresar mi sorpresa frente a la aparente complicidad, colaboración e indiferencia de algunas personas de esta ciudad llamadas a ser parte de la conciencia critica de la misma y a quien le suponía mayor interés en el resguardo y defensa de aspectos históricos y reales sobre los que se ha edificado el perfil del alma mocana.
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