Seguramente es
un problema que difícilmente tendremos que enfrentar muchos de nosotros. En
todo caso, quizá podríamos soñar con ello.
Sin embargo, el
tema de las bendiciones y las maldiciones de la belleza despierta mucho interés
en la comunidad científica, sobre todo entre los psicólogos.
Es el
caso de los psicólogos sociales Lisa Slattery Walker y Tonya Frevert, de la
Universidad de Carolina del Norte (EE.UU.), quienes analizaron todas la
evidencias recabadas hasta la fecha por diversos estudios. Sus conclusiones
seguramente no son las que esperarías.
En el plano más
superficial, se podría pensar que la belleza provee de una especie de halo.
Cuando vemos a
alguien físicamente agraciado, nuestro subconsciente, por asociación, asume que
también ha sido bendecido en otros aspectos. "Es una de las muchas
características asociadas al estatus que podemos identificar en las primeras
interacciones con una persona", dice Walker.
Bello y bueno
Los psicólogos
llaman a esto la heurística de "lo que es bello es bueno", pero los
fans de la serie 30 Rock identificarán el fenómeno como "la burbuja".
El personaje que interpreta el actor Jon Hamm es un incompetente y aun así se
las arregla para vivir en un feliz autoengaño gracias a su buen aspecto. Como
médico ni siquiera puede llevar a cabo la maniobra de Heimlich o la compresión
abdominal, un procedimiento de primeros auxilios, pero logró graduarse echando
mano de su encanto natural.
De acuerdo a la
evidencia disponible, esa "burbuja" es una realidad.
En lo que
respecta a la educación, Walker y Frevert encontraron una gran cantidad de
investigaciones que demuestran que los profesores tienden a asumir que los
estudiantes guapos, tanto en el colegio como en la universidad, son más
competentes e inteligentes. Y esto se refleja en las notas que les adjudican.
Es más, la
influencia de la "burbuja" crece con los años. "Existe un efecto
acumulativo", explica Frevert. "Ganas confianza en ti mismo, piensas
más en positivo y tienes más oportunidades de demostrar cuán competente
eres".
En el lugar de
trabajo tu rostro puede ser tu tesoro. Cuando todo lo demás ya se ha tomado en
cuenta, los atractivos suelen ganar más dinero y alcanzar puestos de mayor
responsabilidad que aquellos que son considerados poco agraciados físicamente.
Un estudio
llevado a cabo con graduados de maestría concluyó que los más atractivos del
grupo ganaban entre 10 y 15% más dinero que el resto, lo que suponía US$230.000
más durante toda la vida laboral.
"(Ser
bello) te confiere ventajas durante toda la vida, desde el colegio hasta el
lugar de trabajo", dice Walker.
Incluso en los
tribunales, una apariencia agradable puede resultar mágica. Es probable que un
acusado atractivo obtenga una sentencia más leve o que incluso logre no ser
condenado.
A su vez, los
demandantes hermosos tienen más probabilidades de ganar el caso y de conseguir
acuerdos monetarios más favorables. "Es un efecto generalizado",
asegura Walker.
¿También ellas?
Pero aunque la
belleza juegue a favor en la mayoría de las circunstancias, aún hay situaciones
en las que puede ser contraproducente.
Asimismo, varios
estudios concluyeron que en una gran proporción en los procesos de selección el
entrevistador tiende a no contratar a personas que considera más atractivas que
él mismo.
Ser bello también
podría afectar en un tema más delicado: el cuidado médico.
La tendencia a
relacionar el buen aspecto con el estar sano lleva a que muchas veces se tome
menos en serio la enfermedad cuando el paciente es hermoso. Según varias
investigaciones, los médicos suelen tener menos cuidado con los pacientes
atractivos cuando estos han acudido a ellos por dolores.
Los bellos también se sienten solos
Además, la
burbuja de la belleza puede ser un lugar solitario.
En ese sentido,
un estudio de 1975 descubrió que la gente tendía a alejarse más al cruzarse con
una mujer bella en la acera que con una menos atractiva, haciendo la
interacción más distante.
"El
atractivo puede transmitir más poder en un espacio visible, pero a su vez puede
hacer que los demás sientan que no pueden acercarse", dice Frevert.
En la misma
línea, el sitio para buscar parejas en internet OK Cupid recientemente informó
que los usuarios con fotografías impecablemente bellas en su perfil tienen menos
posibilidades de conseguir citas que aquellos que cuelgan fotos más curiosas y
menos perfectas; quizá porque los demás se sienten menos intimidados.
Así que, como
habrás podido adivinar, ser bello no es un pasaporte directo a la felicidad,
aunque ayuda.
Frevert y Walker
hacen hincapié en que, sus influencias en varios aspectos, como la concepción
misma de la belleza, son superficiales y no están, de ninguna manera,
arraigadas en nuestra biología.
"Tenemos
todo un conjunto de ideales culturales sobre la belleza que nos permite decir
si alguien es atractivo o no, y asociamos esos mismos patrones a las
capacidades de cada quien", dice Walker.
De hecho, se
podría disminuir el impacto del "efecto burbuja" fácilmente. Los
departamentos de recursos humanos podrían facilitar más información sobre los
logros del candidato antes de las entrevistas de trabajo, por ejemplo.
En última
instancia, Frevert señala que preocuparse demasiado por la apariencia física
podría ser contraproducente si ello implicara más estrés y ansiedad. "Si
estás obsesionado con el atractivo, eso puede alterar tus experiencias e
interacciones", dice la psicóloga.
Es un cliché,
pero la belleza no compensa una mala personalidad. O como la escritora Dorothy
Parker dijo, más elegantemente: "La belleza tiene la profundidad de la
piel, pero la fealdad toca el hueso".
Lee la historia
original en inglés en BBC
Future
No hay comentarios:
Publicar un comentario