Si a un paciente del doctor Joel Salinas le cortan un dedo con un cuchillo, él siente un cosquilleo en la misma zona del cuerpo.
Y
no es ciencia ficción o pura sugestión, o al menos así lo asegura este
médico de 32 años y graduado de la Universidad de Harvard.
"La
mejor manera de describirlo es como un eco de las sensaciones que tú ves
en otras personas. Es como un pequeño cosquilleo que sientes cuando una
persona se mueve y que de alguna manera se refleja en tu cuerpo", le
dijo Salinas a la BBC.
Esa condición que Salinas describe como un "cosquilleo"
es una alteración sensorial denominada sinestesia del Toque Espejo: las
personas experimentan diversas sensaciones cuando miran a otros
individuos mientras éstos son acariciados, tocados o golpeados.
De acuerdo a una investigación de 2005 realizada por la Universidad de California, la
sinestesia -en general- se debe a la activación cruzada de áreas
adyacentes del cerebro que procesan diferente información sensorial.
Por esa razón algunas personas ven números de colores o un doctor puede "sentir" lo que sus pacientes sufren.
Desde niño
Salinas
confiesa que desde que tiene uso de razón ha sentido en su cuerpo este
efecto reflejo, que se dispara cuando otras personas son tocadas.
Nunca
lo sentí como algo raro o anormal. Hasta que hice un viaje a India.
Estaba con un grupo de médicos y ahí en medio de una discusión con una
neuróloga que me habló de un grupo de meditación en el que las personas
tenían la particularidad de que mezclaban las sensaciones y me puso el
ejemplo de los colores y los números", anotó Salinas
Y añadió: "Yo le dije que a mí me pasaba lo mismo explicándole que siempre había pensado que le pasaba a todos, y ella me dijo que no, que no era así".
Pero
ya era tarde cuando lo comprendió: había decidido estudiar medicina y
su paso por la facultad en Harvard fue un proceso doloroso, ya que
constantemente percibía en su cuerpo el sufrimiento de muchos de sus
pacientes.
Sin embargo, aunque a ratos pensó que esto era una
maldición para la profesión que había elegido caminando entre tantos
dolores de pacientes, su sinestesia fue fundamental para decidir su
especialización: neurología.
"Durante mis años en la
facultad de medicina fue un duro comienzo, eso es cierto, pero esa
sensación tan fuerte algunas veces me hizo tener una mejor conexión con
mis pacientes", explicó.
"Me hizo pensar en cómo podía acercarme a
ellos mejor, al saber por lo que estaban pasando. Me ayudó a entender
lo que necesitan mis pacientes en lo médico, pero también en lo
personal".
¿Qué siente?
Salinas
actualmente trabaja en el Hospital de Massachusetts como neurólogo
especializado en temas de comportamiento y es allí donde se hizo
conocido por su capacidad sinestética.
Sin embargo, ¿cuál es el proceso físico?, ¿qué siente cuando un paciente está enfermo o se corta delante de él con un cuchillo?
"Cuando
veo que a alguien le acercan un objeto filoso a cualquier parte de su
cuerpo, necesariamente no siento el dolor del corte –algunas personas sí
pueden hacerlo- , porque el dolor estás más relacionado con un proceso
interno, lo mío es más como un reflejo, como un eco de la sensación de
esa persona", señaló.
"Lo que hace la diferencia no es que sienta el dolor tal cual, sino las pequeñas sensaciones que lo acompañan", detalló.
Y
toda esta experiencia personal ha logrado aplicarla a un objetivo claro
como profesional: investigar la mejor manera de prevenir algunas de las
principales enfermedades de tipo neurológico como la depresión.
"Mi meta a largo plazo es
lograr una mejor salud mental, a partir de desarrollar ciertas
estrategias que puedan ayudar a prevenir las enfermedades crónicas en el
cerebro", dijo.
El vacío de la muerte
Su
discurso es sobre los pacientes que atiende, pero qué pasa por el
cuerpo del doctor Joel Salinas cuando alguno de sus pacientes muere.
"Es
cierto que para muchos doctores puede ser un golpe, pero para mí, con
base en las sensaciones que he tenido ejerciendo mi labor, es más como
el vacío, como una sensación de soledad. Compartes de alguna manera un
montón de sensaciones de una persona y de repente, silencio. Es como
cuando se apaga de repente el aire acondicionado dentro de un cuarto",
dijo.
Pero algunas personas ven este "talento" casi como si se
tratara del poder de un superhéroe. Otros, como una maldición para ser
neurólogo. Pero él no lo ve como ninguna de las dos cosas, sino como una
oportunidad para comunicarse con los demás.
"No sé nada de
superpoderes, lo que sí creo es que es algo que te empodera y te anima a
transmitirle a los demás que lo pueden hacer, porque el cerebro está
programado para eso, solo hay que entrenarlo", concluyó
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