miércoles, 12 de noviembre de 2008

Revelan testamento de José Contreras



Ayuso dice que coronel no era anciano ni ciego
El 2 de mayo de 1861 se comprueba en su testamento, dictado horas antes de su ejecución el 19 de mayo al juez alcalde Elías Campos, que el jefe de la rebelión precursora de la Restauración no era un anciano ni estaba ciego.
La afirmación está contenida en “El testamento del Coronel José Contreras”, conferencia que pronunció en la Academia Dominicana de la Historia el periodista e investigador Juan José Ayuso.El prolegómeno de la Restauración tampoco nació en Jábaba, Moca, como se dijo tantas veces, sino que como sus “padres legítimos Francisco Contreras y Dolores Rodríguez”, había nacido en Montecristi.
Presentado por el presidente de la ADH, Emilio Cordero Michel, Ayuso leyó el testamento e hizo un análisis e interpretación de su contenido.
Contreras y 24 de los otros participantes en la rebelión de Moca que se produjo 45 días después de proclamarse la anexión a España por el general Pedro Santana, fueron condenados a muerte por un consejo de guerra improvisado por éste.
De todos, sólo ejecutaron a Contreras, al comandante José María Rodríguez, al capitán Cayetano Germosén y al oficial José Inocencio Reyes.
La conferencia es resumen de un capítulo de “Historia pendiente. Moca, 2 de Mayo de 1861”, libro que es una defensa crítica de la efeméride investigada y escrita por Ayuso.
Una transcripción del testamento apareció por primera vez en la revista “La Heroica”, del ayuntamiento de Moca, que dirigía el entonces, síndico, historiador Rubén Lulo Gitte.
El documento está en su poder, según reveló, desde fines de los años cincuenta, cuando por casualidad lo encontró entre papeles que se trasladaban de un local provisional al nuevo edificio del tribunal de la ciudad.
El hecho de que no se diera a conocer, comentó el conferencista en la Academia, permitió que creciera la fábula de que el coronel Contreras era un anciano y que estaba ciego al momento del 2 de mayo.
En el testamento, el restaurador da su nombre, “José del Carmen Contreras y Alonso”, declara que “tengo treinta y cinco años de edad poco más” y que desde hacía años vivía en la común de Moca.
Asegura el coronel Contreras al empezar que “deseando vivir”, se encuentra sin embargo “dispuesto a ir al patíbulo”. En ningún momento de su testamento y siquiera de pasada sugiere clemencia a sus verdugos.
En la toma de la fortaleza de Moca participó un grupo de cerca de ochenta patriotas uno de los cuales, Antonio Pasicá, cayó en un combate personal que sostuvo con el general Juan Suero, comandante militar local, quien recuperaría el cuartel.
(Pasicá habría sido hijo de esclavos en las habitaciones de Haití antes de la independencia de 1804).
Contreras alcanzó el rango de coronel en las luchas separatistas de 1844 a 1856 junto a otros muchos hombres de la Línea Noroeste que, jóvenes como él, combatieron bajo las órdenes de los generales Gregorio Luperón, Santiago Rodríguez, Benito Monción y José Cabrera.
Le lectura del testamento, que el conferencista Ayuso compartió con la concurrencia al salón de la Academia, el miércoles 22 del pasado mes, sorprende por la serena minuciosidad con que el patriota inventaria sus bienes, sus acreencias y sus deudas.
Como se analiza del texto, Contreras era de lo que podía llamarse entonces la “pequeña burguesía agraria”.
Propietario de buenas tierras, padre de seis hijos y casado “en Facie Eclesie” con Juliana Rosario.
Por borraduras y efectos del tiempo, sólo puede leerse el nombre de tres de esos hijos, Antonio, Celestino y Salustiana.
El hombre de bien que fue el patriota queda en las palabras del testamento que dictó al juez alcalde Campos, que éste le leyó al final y que además le dio a leer con fines de que lo firmara junto a él y a los demás testigos.
“Al Coronel Contreras –dijo Ayuso- no le preocupaba cómo lo recibía la historia el 19 de mayo, día de su fusilamiento, sino cómo sobreviviría la dignidad de su nombre de ciudadano, esposo, padre, amigo y compadre”.
El investigador concluyó con que de “los ejecutados, Rodríguez era comerciante, de 66 años, el de mayor edad de todos, y Germosén, hacendado. Es posible que el primero escribiera o dictara también en prisión su testamento pero no se tiene noticia de ello.
Si Germosén lo hizo en sus días de huída tras la acción del 2 de mayo, hasta el 19 de su captura y ejecución, tampoco se sabe. Reyes, de los cuatro, parece el menos favorecido con bienes de fortuna. Por El Caribe

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