Por Ricardo
López
Se puede definir Seguridad Ciudadana como “la acción integrada que desarrolla el
Estado, con la colaboración de la ciudadanía, destinada a asegurar su
convivencia pacífica, la erradicación de la violencia y la utilización pacífica
de las vías y espacios públicos. Del mismo modo, contribuir a la prevención de
la comisión de delitos y faltas.” (Wikipedia en español).
El crecimiento de los índices de criminalidad en los
últimos años ha sido alarmante. Según el Sistema
regional de indicadores Estandarizados
de convivencia y Seguridad ciudadana
(SES) [1], de un total de 22 indicadores estandarizados sobre seguridad ciudadana,
las siguientes variables han sido las de mayor impacto: tasa de homicidios,
tasa de muertes por lesiones de tránsito, tasa de suicidios, tasa de muertes
por armas de fuego, tasa de denuncias de delitos sexuales, tasa de denuncias de
violencia intrafamiliar, tasa de hurto, tasa de robo y tasa de secuestros.
El auge de las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación (TICs) está provocando en el mundo cambios sustanciales en la
economía, en la sociedad y en la cultura. Este salto tecnológico, que ha
permitido pasar de la revolución industrial a la revolución electrónica, ha
contribuido a configurar la llamada Sociedad Global de la Información, en la
cual la información que fluye a través de redes se ha convertido en el eje
central para el desarrollo de varios ámbitos de la vida de las sociedades.
En materia de seguridad ciudadana, las nuevas tecnologías
han beneficiado principalmente el mundo de lo privado. Hoy, las empresas
privadas de seguridad que están en la vanguardia cuentan con sofisticados
sistemas de alarma y conexión en red. Algunas empresas aseguradoras de
automóviles solamente otorgan pólizas para vehículos de lujo siempre y cuando
tengan sistemas de rastreo satelitales. En empresas comerciales y bancarias es
común el uso de cámaras de televisión para la permanente vigilancia. Sin
considerar que las TIC sean el instrumento mágico que desate la participación
ciudadana, su desarrollo vertiginoso y su apropiación por las poblaciones,
fundamentalmente urbanas, pueden contribuir a un acercamiento entre las
entidades del Estado y la población en la búsqueda de soluciones comunes y
compartidas en el ámbito de la seguridad.
Las ventajas del uso de las nuevas tecnologías es que
logran integrar diferentes actores y diferentes planes de seguridad ciudadana,
manteniéndolos en constante comunicación.
Un ejemplo concreto del uso de TICs en el campo de la
seguridad ciudadana es el uso de sistemas de video-vigilancia urbana, que no es
más que la utilización de cámaras de video conectadas a través
de un circuito cerrado, administradas desde un área central de control con la
finalidad de almacenar y monitorear las imágenes de las actividades en los
espacios públicos de una ciudad o municipio como son calles, áreas comerciales,
parques, otros. Entre los múltiples beneficios que brinda la utilización de
este tipo de sistemas se puede citar la preservación del orden público, la disuasión de potenciales
agresores, prevención del comportamiento anti-social, entre muchos otros.
[1] Es un proyecto a través del cual 15 países y dos
ciudades capitales de Latinoamérica y el Caribe, se han asociado para mejorar y
hacer comparables sus estadísticas sobre crimen y violencia. Esta iniciativa,
ha sido promovida y financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo - BID
a través del proyecto de Bienes Públicos Regionales bajo la coordinación y
ejecución del Instituto CISALVA de la Universidad del Valle en Cali, Colombia.
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