Por Félix Pérez C.
Fotografía de Alejandro Gil.
Ver video: "decía si Papá pierde deseo morir y que me entierren con la bandera del PRD"
Gaspar Hernández. Un hombre que respondía al nombre
de Lucas Mejía Martínez de unos 55 años de edad, quien residía en el
barrio María Trinidad Sánchez (el Semillero) apareció muerto en la
orillas del río Joba, aproximadamente a unos 200 metros por la
parte arriba del puente de la ciudad de Gaspar Hernández.
El hecho ocurrió a las 11:30 de la mañana y de inmediato se presentaron
al lugar un sin número de curiosos, la Defensa Civil, como también el
capitán Paulino de la policía nacional junto a otros efectivos, quienes
rodearon con una cinta de prevención el espacio donde yacía el muerto.
La médico legista Kiddy Peña para realizar el levantamiento del
cuerpo, se auxilió de la Defensa Civil y la policía y en su requisa
encontraron dentro del pantalón del occiso una caja de fósforo, un
celular y 50 pesos, además llevaba un pantalón corto debajo del largo.
La médico determinó que presume que las características presentadas
Lucas murió de un infarto, pero instó a sus familiares para que fuera
llevado a patalogía forense si querían saber el motivo de la muerte.
Kai y Teo una pareja de esposo quienes fueron testigos presenciales de
su muerte, dijeron a la policía que ellos se disponían a cocinar en el
río junto a Lucas y que ella tenía una paila y un cuchillo para cortar y
cocinar la carne, pero que de repente él cayó al suelo, donde ella se
sorprendió porque no reaccionaba.
Lucas, según otros testigos estaba acostumbrado a lavar mondongo en el
río y que siempre se bañaba en la parte superior del río todos los días.
Sus familiares se presentaron al lugar, entre ellos; hermanos, primos y
dos hijos que dejó en la orfandad y ellos dieron detalles a la médico
legista, donde afirmaron que no sabían si tenía alguna enfermedad y que
no bebía pastilla.
Su hermano Onésimo Mejía Martínez se hizo cargo del cádaver y junto a
otra hermana no permitieron que lo llevaran a patalogía forense, porque
entendían que había muerto naturalmente y que ellos no tenían dinero
para llevarlo a realizarle los exámenes de rigor.
Lucas Mejía trabajaba en un picapollo ubicado en la avenida Duarte de Gaspar Hernández.
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