Paulo Cabral

Los viernes por la noche una "marea roja" se apodera de las carreteras de Sao Paulo.
La próxima vez que se encuentre
atrapado en un embotellamiento maldiciendo su suerte y pegándole con
impaciencia al volante, deténgase a pensar por un instante en la tortura
diaria que sufren los conductores de la mayor ciudad de Brasil, una de
las peores del mundo en cuestiones de tráfico.
No es que este pensamiento le vaya a resolver su problema, pero a veces comparar la miseria propia con la ajena ayuda.
Aquellos que viajan a diario en
carro para ir del trabajo a la casa en la ciudad de Sao Paulo saben que
los viernes por la noche son una pesadilla.
Ese día las filas de autos que tratan de
ingresar o salir de la ciudad pueden extenderse por 180 kilómetros. Y si
se trata de un muy mal día, dicen los ingenieros de tráfico locales, la
cola puede alcanzar hasta cerca de 300 kilómetros de largo.
La carretera está cubierta de luces rojas que se
prenden y se apagan a medida que los conductores avanzan y frenan de
forma constante en un viaje que puede demorarse varias horas.
"Es como un mar de autos", dice Fabiana Crespo
mientras conduce su auto por las congestionadas calles, acompañada por
su bebé de 10 meses.
"Durante mucho tiempo viví con mi familia en el sur de Sao Paulo y trabajaba en el otro lado de la ciudad".
"Por eso cuando me casé me mudé al norte para
estar cerca de la oficina, porque atravesar la ciudad todos los días es
un infierno", cuenta.
"Pero después de que nació mi hijo decidí
hacerme cargo de la empresa familiar que está en mi antiguo barrio. Así
que otra vez tengo que pasar por la agonía de cruzar la ciudad entera
para ir a trabajar".
Para Crespo, se trata de un viaje que puede tomarle hasta cuatro horas entre ida y vuelta.
Amor en la carretera

Fabiana Crespo conoció a su marido durante un trancón.
Los embotellamientos causan problemas en todo el mundo, pero en Sao Paulo, se han vuelto algo más que un inconveniente.
El tráfico pesado se ha convertido en una parte
integral de la vida y la cultura de esta gran ciudad de más de 11
millones de habitantes.
"Ahora somos esclavos del tráfico y debemos planificar nuestras vidas en función de él", se queja Crespo.
Cuando finalmente llega a la casa después de dos
horas de manejar, ya se hecho de noche. Allí la esperan su marido y su
hijo mayor.
Quizás resulte irónico, pero fue precisamente
durante uno de estos trancones, hace nueve años, que Crespo conoció al
hombre con el que hoy que comparte su vida.
"Estaba con una amiga en mi auto y él estaba con
un amigo en el suyo. Mientras nos movíamos en paralelo a paso de
tortuga él me empezó a mirar", recuerda.
Después de coquetear durante un buen rato a
través de las ventanillas Mauricio la convenció para que le diese su
número telefónico. Él la llamó y ahí fue donde empezó el romance.
Más autos, más trancón
Embotellamientos en el mundo

En un sondeo del problema del
tráfico realizado por IBM en 20 ciudades Ciudad de México ocupa el
primer lugar (Sao Paulo no fue incluida en la encuesta).
Las ciudades con más atascos de EE.UU. son Washington D. C., Chicago y Los Ángeles, según el Texas Transportation Institute
En Europa, las peores son Varsovia, Marsella y Roma, según una encuesta de TomTom
Las ciudades con más atascos de EE.UU. son Washington D. C., Chicago y Los Ángeles, según el Texas Transportation Institute
En Europa, las peores son Varsovia, Marsella y Roma, según una encuesta de TomTom
Ambos tuvieron suerte en encontrar el amor en medio del caos vial.
Pero lo que la mayoría de los conductores
experimenta a diario es la frustración de verse atrapados en un mar de
coches, escuchando los numerosos informes de las radios locales con las
últimas noticias de la situación en las carreteras.
Existe incluso una estación dedicada exclusivamente a informar sobre el estado del tráfico y cuáles son las rutas alternativas.
Desde que fue creada hace siete años, Sul
America Traffic Radio ha acumulado miles de seguidores que hacen a la
vez de reporteros.
En la hora punta la estación cuenta con la ayuda de un helicóptero y un grupo de periodistas en la carretera.
Uno de ellos es Victoria Ribeiro, cuyo trabajo
es circular por la ciudad en busca de embotellamientos -un tarea
relativamente sencilla- y formas de salirse de ellos.
"Trabajo para la radio desde que empezó y he
notado que el tráfico sólo está empeorando, porque cada vez hay más
autos en la calle", dice.
En la última década, la industria automotriz
brasileña ha roto sucesivamente sus récords de producción gracias al
aumento de los ingresos de gran parte de la población, producto del
crecimiento económico.
Muchos aspiran a tener un auto para no depender
del deficiente sistema de transporte público de la ciudad y como símbolo
de pertenencia a la clase media.
Sin embargo, aunque el incremento en la venta de
autos es esencial para sostener el crecimiento económico brasileño, ha
creado una situación difícil de controlar.
"Es como una guerra, porque todo el mundo se vuelve egoísta cuando está detrás del volante", apunta Ribeiro.
Por el aire se viaja mejor

El helicóptero es una opción para quienes necesitan hacer varias reuniones de negocios en un mismo día.
Para los que tienen dinero suficiente existe otra opción: trasladarse por el aire.
La combinación del caos en las carreteras y el
temor a la delincuencia -dos temas preocupantes en Sao Paulo- ha
contribuido al aumento del número de helicópteros para transportar a los
superricos y a los directivos de las grandes empresas.
"Si alquilo un helicóptero por un par de horas
puedo 'saltar' de un helipuerto a otro y hacer tres o cuatro reuniones
en un mismo día, algo que resultaría imposible si tengo que trasladarme
en auto", explica el consultor legal Sergio Alcibiades, quien usa un
servicio de helicópteros taxi un par de veces al mes. "Para mí, el
helicóptero es una herramienta para hacer dinero".
Jorge Bittar, dueño de Helimart Air Taxi, dice que su compañía está creciendo a razón de 10% al año.
Si bien por un lado los embotellamientos generan
oportunidades, la realidad es que tienen también un impacto negativo en
la economía.
El tráfico pesado tiene una influencia enorme en
lo que cuesta vivir y hacer negocios en Sao Paulo, señala Claudio
Barbieri, profesor de Ingeniería y experto en Transporte de la
Universidad de dicha ciudad.
"Si tienes un camión y éste no puede hacer más
de seis u ocho entregas en vez de 15 o 20, entonces necesitas dos y todo
se vuelve más caro".
"Si tienes un camión y éste no puede hacer más de seis u ocho entregas en vez de 15 o 20, entonces necesitas dos y todo se vuelve más caro"
Claudio Barbieri, Universidad de Sao Paulo
Barbieri aclara que Sao Paulo cuenta con
ingenieros de tráfico muy experimentados que facilitan la circulación en
la ciudad, aunque sea de forma lenta.
No obstante, reconoce que hace falta buscar soluciones a largo plazo.
El mejor escenario, en su opinión, sería una ciudad con un tráfico más manejable.
"Ninguna ciudad en el mundo puede poner fin a la
congestión vial. La clave está en hallar un balance, una instancia en
que la gente prefiera usar el transporte público porque es más rápido",
dice.
"Por eso creo que Sao Paulo necesita
urgentemente invertir más en transporte público y no en construir nuevas
carreteras que al final se llenarán de más carros".
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