martes, 24 de septiembre de 2013

El reto: hacer una torre de 20 kilómetros de altura


Proyecto de Neal Stephenson
Neal Stephenson está pensando por todo lo alto... en 20 kilómetros de alto, para ser exactos.
Esa es la altura de la estructura que propone que se construya pues abarataría el lanzamiento de objetos al espacio, gracias al ahorro de combustible.
Neal Stephenson
Se le ha llamado profeta.
Es un objetivo noble, pero crear una torre que sea más de 24 veces más alta que el Burj Khalifa de Dubai (el edificio más alto del mundo) y que casi doble la distancia de la Tierra a la que vuelan los aviones comerciales, no es fácil.
"Al final, todo se centra en el viento", le dice el autor a la BBC.
"En un entorno sin viento, hacer una estructura así de alta sería casi trivial. Pero cuando uno construye algo que va a pinchar el cielo y a ser golpeado por la corriente en chorro de vez en cuando, se vuelve tremendamente más difícil".

¿Por qué meterse en ese lío?

Stephenson estudió física antes de volverse escritor, y su fascinación con la manera en que se desarrollan la tecnología y la ciencia es un tema central de gran parte de su obra.

La altura es complicada


La idea de crear un edificio que se eleve a las alturas heladas de la estratosfera implica muchos desafíos prácticos.

Los primeros esfuerzos para concebir tal estructura produjeron un diseño cuya base se extendía por más de 25 km2 y cuyos refuerzos en el nivel inferior sería cada uno más largo que cualquier puente existente.

Las primeras estimaciones, creadas para ilustrar la magnitud de la tarea, indicaron que se necesitarían unas 985 millones de toneladas de acero; la producción de acero mundial el año pasado fue apenas de 1550 millones de toneladas.

Los involucrados están explorando la idea de construir algunas secciones con otros materiales.

Tal vez un problema más grande es que la estructura debe soportar vientos de la corriente del chorro, de más de 500 km / h.

Una idea para lograrlo es montar perfiles aerodinámicos en su exterior -alas que utilizan la presión de aire para crear la elevación- con el fin de "hacer volar" las plantas superiores con el viento.

Otra propuesta consiste en fijar los motores de cohetes en los muros del edificio. Un investigador estima que la estructura necesitaría alrededor de 700 motores de F-1 -como los que se utilizan en el programa Apollo de la NASA- para que funcione, así que quizás hay que pensar en otra opción.


"No sabemos cómo funciona la corriente en chorro lo suficientemente bien como para manejar los riesgos naturales asociados con la integridad estructural", señala el profesor Keith Hjelmstad.

"Y los aspectos técnicos son sólo una parte del problema. La selección de un lugar que esté lejos de zonas de conflictos o conseguir el capital necesario para su construcción es, en nuestro mundo actual, probablemente igual de difícil".
Su ficción ha explorado la criptografía, la realidad virtual, el hackeo de computadoras, la economía de los videojuegos y la percepción, mientras que sus ensayos incluyen una investigación épica sobre la forma en la que funciona internet y un estudio de la industria de fabricación de cohetes.
El ex ejecutivo de Microsoft James Allard solía insistir en que todos los miembros del equipo de desarrollo de Xbox leyeran la novela de cyberpunk de Stephenson "Snow Crash".
El fundador de Amazon, Jeff Bezos, lo empleó por un tiempo como asesor para su compañía de viajes espaciales Blue Origin. El diario New York Times alguna vez lo describió como un "profeta".
A pesar de tal aprecio, su Proyecto de la Torre Alta surgió de una crítica.
Durante un evento en 2011, un director de una universidad acusó al autor y a otros escritores de ciencia ficción de no estar cumpliendo con su obligación pues no ideaban nada que inspirara a los investigadores, como lo habían hecho antecesores como Julio Verne y Arthur C. Clarke.
"La idea del proyecto en general es que surjan innovaciones o concepciones que sean lo suficientemente probables a mediano plazo como para que una persona que se esté graduando de la universidad hoy pueda pensar: 'Si empezara a trabajar en esto ahora, es posible que exista antes de que me jubile'".
Esto por que, si bien la idea de lanzar el proyecto fue disparada por una crítica, el diseño de la propuesta brotó de una observación.
"Fui a una conferencia hace unos años y conocí a un hombre increíblemente brillante, que en otra época habría estado conectando continentes con cables o fabricando el primer aeroplano o algo así. Pero se ocupa de escribir filtros contra correo basura".
"No dudo que es un trabajo que requiere altos niveles de esfuerzo mental y que es muy valioso, pero me pareció que de alguna manera nuestras posibilidades se reducen bastante si las personas más brillantes de una generación se dedican a crear aplicaciones bobas o filtros para correo basura o esas cosas", reflexiona el escritor.
"Así que este es un intento medio juguetón y medio serio de llamar la atención a ese asunto y hacer que la gente lo discuta".

Mientras tanto, una opinión sobre Snowden

El plan inicial era crear un diseño basado en acero en vez de recurrir a materiales futurísticos imaginarios, para evitar que el proyecto fuera desestimado por considerarse como un castillo en el aire.

"Snow Crash", ¿por fin película?

En 2010, la revista Time escogió a “Snow Crash” como uno de los 100 mejores libros publicados desde 1923.

La novela -con hackers y un virus informático que puede matar a los usuarios infectados- ayudó a popularizar el concepto de realidad virtual.

Sin embargo, aunque algunos de sus temas pasaron a ser parte de la trilogía “Matrix”, muchos creían que “Snow Crash” misma era imposible de filmar.

Eso cambió el año pasado cuando Joe Cornish -el director británico de “Attack the Block”- anunció que adaptaría el libro.

"Yo realmente no creía que fuera posible", dice Stephenson, quien añade que el guión le parece "increíble".

Pero advierte que hay garantía de que llegue a realizarse.

"Alguien en Los Ángeles tiene en su pila de decisiones importantes que tomar y, o bien se echan atrás o tal vez algo pasa".
No obstante, la escala del problema que representa el viento obligó a Stephenson y a su socio -Keith Hjelmstad, profesor de ingeniería civil en la Universidad del Estado de Arizona- a "apretar el botón de pausa" para examinar las fuerzas involucradas.
Entre tanto, Stephenson ha tenido tiempo de ponderar otro tema que también le incumbe: las filtraciones sobre las técnicas de espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés).
El autor nació en Fort Meade, el hogar de la NSA, y en su novela "Criptonomicón" hay un personaje que encuentra la agencia valiéndose de una supercomputadora antigua para descifrar mensajes secretos.
Hablando con la BBC, Stephenson comenta que le tranquiliza el hecho de que las tecnologías que hacen que la NSA sea "tan asustadora" sean las mismas utilizadas por el exanalista de inteligencia Edward Snowden para revelar su funcionamiento interno.
"Él (Snowden) es una especie de señal de que el sistema está funcionando, lo que no le ayuda mucho, pero me da la esperanza de que no se van a poder mantener programas de ese estilo absolutamente secretos indefinidamente", señala.
No obstante, no entiende la razón por la cual las revelaciones escandalizaron a algunos.
"Lo único que me sorprendió fue la gente que se declaró sorprendida. ¿Realmente creían que eso no pasaba?", se pregunta.
"En todas las películas y libros de suspenso del último cuarto de siglo ha salido un bunker clandestino de la CIA o de la NSA que hace exactamente este tipo de vigilancia y la usan para atrapar a los buenos y a los malos".
"Cuando estallaron las bombas en la maratón de Boston, la gente dijo estar furiosa por que las autoridades no detectaron a los atacantes y evitaron que llevaran a cabo el atentado, así que parecería como si el público reclama que se tomen las medidas que filtró Snowden. Exigir eso y unos meses después pretender estar escandalizado por que se hace es un poco sospechoso", concluye.

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