martes, 17 de septiembre de 2013



¿Se enfrían las relaciones entre la Iglesia Católica y el gobierno cubano?
Fernando Ravsberg
BBC Mundo, La Habana
 

Monseñor Bertone fue la primera personalidad en visitar al presidente Raúl Castro.
La cúpula de la Iglesia Católica Cubana parece querer dejar claro los límites de su alianza con el gobierno de Raúl Castro, al demandar este domingo que se realicen cambios políticos acompañando las reformas económicas que se llevan adelante desde el 2008.
Hace 20 años otra carta pastoral, "El amor todo lo puede", provocó una enorme crisis en las relaciones entre Fidel Castro y el clero católico. La negociación para la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba en 1998 permitió acercar las posiciones.

Pero fue con la llegada de Raúl Castro a la presidencia, en 2008, que lograron superar la desconfianza, al grado de que la iglesia católica se convirtió en el interlocutor con el que se negoció la excarcelación de todos los presos políticos y 3.000 comunes.
A pesar de que esta alianza les ha permitido ganar a ambos un enorme espacio político, no es nada desdeñable la oposición que enfrenta tanto el presidente Raúl Castro dentro del liderazgo comunista como el Cardenal Jaime Ortega entre los obispos.

Demandas matizadas

En la carta pastoral se expresó que "las esperanzas de un futuro mejor incluyen también un nuevo orden político", agregando que "creemos imprescindible en nuestra realidad cubana una actualización o puesta al día de la legislación nacional en el orden político".
El pragmatismo del cardenal Jaime Ortega le permitió convertir a la Iglesia Católica en el principal interlocutor del gobierno dentro de Cuba.
La solicitud de apertura fue matizada este lunes por el portavoz de la Conferencia Episcopal, quien expresó que "sería un poco utópico imaginar elecciones en un corto plazo, pero al menos que se escuchen voces que no sean las que estén afiliadas en una línea o en una orientación oficial estricta".
En pocas palabras, tras reclamar apertura política precisaron que no estaban solicitando que se incluyeran elecciones pluripartidistas sino una ampliación del dialogo a "grupos y personas que tienen un pensamiento diferente al oficial y que deben ser tenidos en cuenta".
Las relaciones bilaterales se podrían estar enfriando también de parte del gobierno cubano, la atención a otras religiones se ha hecho patente con la presencia del vicepresidente, Miguel Díaz Canel, en una actividad de la Santería, religión afrocubana mayoritaria en la isla.

La tregua

Desde 1959 las relaciones Iglesia-Estado fueron tensas, el clero apoyó abiertamente a los enemigos de Castro al punto de colaborar en el envío a EEUU de 14 mil niños sin sus padres. Por su parte el gobierno expulsó a cientos de curas extranjeros y marginó las religiones.
"Sería un poco utópico imaginar elecciones en un corto plazo, pero al menos que se escuchen voces que no sean las que estén afiliadas en una línea o en una orientación oficial estricta."
Conferencia Episcopal Cubana
El cardenal Ortega y el presidente Castro parecen haber encontrado un camino que beneficio a las instituciones que representan. La Iglesia Católica avaló internacionalmente al gobierno cubano y este cedió en muchos de los reclamos de los religiosos.
La primera personalidad que recibió Raúl Castro después de ser investido como presidente fue un enviado personal del Papa Juan Pablo II. Monseñor Tarcisio Bertone se convirtió en la primera personalidad que visitaba Cuba sin reunirse con la disidencia.
Ortega, cabeza de la Iglesia Cubana, se alejó también de los disidentes de origen católico, como el líder del Movimiento Cristiano Liberación, Oswaldo Payá, quien acusó al prelado de pretender crear un partido al margen de la disidencia tradicional.
Sin embargo, el cardenal nunca logró que sus obispos lo obedecieran a plenitud, incluso durante el juicio para esclarecer la muerte de Payá, la familia del disidente fue trasladada a las conferencias con la prensa extranjera en vehículos facilitados por miembros del clero.

¿Se retira Ortega?

En círculos católicos se especula con que el cardenal Ortega deberá dejar su cargo pronto por razones de edad y que los sectores más duros podrían llegar a controlar la posición de la Iglesia Cubana, previendo una nueva era de choques con el gobierno.
No es menos cierto que Raúl Castro ya tiene poco que ofrecerles, facilitó el acceso de los religiosos a las cárceles y hospitales, y permitió el ingreso de monjas y curas extranjeros al país, una medida clave para una iglesia que siempre fue incapaz de nutrirse de cubanos.
Ahora el clero reclama nuevos pasos como el acceso a la educación y a los medios de prensa, pero es muy improbable que, a corto plazo, le permitan fundar colegios privados católicos o crear radios, canales de TV y periódicos controlados por la iglesia.
De todas formas, estos asuntos no se dirimen solo en Cuba, mucho tiene que decir también Roma. El escaso número de fieles hace que la iglesia cubana sea más dependiente del Vaticano y la disciplina dentro del clero es comparable a la que existe en el Partido Comunista.

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