La reciente legalización de la marihuana en Uruguay ha desatado una nueva ola de polémicas acerca de la conveniencia de tal actitud. Los expertos advierten que esta medida no puede tener efectos positivos.
En realidad, la legalización de las drogas
“ligeras” en Uruguay es un hecho trascendental. Por primera vez en la
historia, un Estado autoriza y toma bajo control las actividades de este
sector, incluidas las importaciones y exportaciones del producto, sin
hablar ya de su cultivo, recolección, almacenamiento, ventas y
distribución. Naturalmente, Uruguay no es el primer país, donde los
partidarios de la liberalización de las drogas hayan encontrado apoyo en
los más altos niveles de Gobierno. Sin duda alguna, se trata de una
nueva tendencia global. El director del Departamento de Asia Media y
Central del Instituto de la CEI, Andréi Grozin, señala:
–Lo
que está pasando últimamente puede ser considerado como una
legalización global de los estupefacientes ligeros y, en primer término,
la marihuana. Por un lado, es un hecho bien sorprendente, sobre todo,
para la Unión Europea, donde los euroburócratas han ido intentando
cerrar este tema definitivamente, más por otro, el péndulo obviamente se
ha ido al otro lado generando un marcado cambio de actitud. La
legalización de las drogas ligeras es una tendencia generalizada. Nadie
puede decir a estas alturas hasta cuándo se mantendrá esta situación.
Pero yo no me atrevería a llamarla duradera. Lo cierto es que por ahora,
algunos Gobiernos tienden a equiparar la marihuana con el tabaco y el
alcohol.
La tendencia señalada por el experto es
inofensiva solo a primera vista. Las drogas “ligeras” (como todas las
drogas, en general) es el camino al infierno más corto y sin retorno,
según sostiene el presidente de la Asociación rusa de Salud Pública,
profesor docente y candidato a doctor en Medicina, Andréi Diomin:
–A
mi modo de ver, es correcta la actitud de los países que prohíben las
drogas y reprimen a sus productores y vendedores. Sin embargo, el número
de potenciales consumidores de estupefacientes es enorme. Se trata de
una enfermedad vitalicia: el paciente debe ser controlado incluso en
momentos de remisión. Lamentablemente, gran parte de la población no lo
sabe. Incluso las drogas legales, tales como el tabaco y el alcohol,
pueden provocar trastornos mentales. En realidad, se trata de una
enfermedad cerebral incurable. A estas alturas, la medicina no tiene
remedio contra ella. La eficacia de los tratamientos de rehabilitación
ronda el 3 %, lo que está dentro del marco de error estadístico.
Para
analizar cuestiones tan complicadas como la legalización de las drogas,
siempre es bueno verificar a quién beneficiaría la liberalización. En
este caso concreto, es obvio que no a los consumidores. Andréi Grozin
prosigue:
–Está claro
que la legalización de las drogas beneficia a los productores de ese
tipo de estupefacientes. El mercado de las drogas está copado debido a
la situación en Afganistán. La oferta es tan excesiva que el mercado
“negro”, por el que tradicionalmente se venden las drogas, ya no puede
con tanta cantidad. Solo si se amplía el mercado legal, e incluso
semilegal, de marihuana y hachís, las ventas se dispararan, reportando
enormes beneficios tanto a los productores, como también a todos los
sectores de la economía global que les prestan servicios facilitando la
producción, el transporte y el consumo de drogas. En otras palabras, la
legalización de las drogas “blandas” conviene no solo a los traficantes
de estupefacientes, sino también a las empresas y entidades financieras
que están parasitando en este negocio ilícito sin transgredir ellas
mismas los límites de la legalidad.
Los mitos que
sirven para justificar la liberalización de las leyes antidrogas no
resisten críticas a nivel de expertos. En realidad, la legalización de
las drogas no reduce la delincuencia asociada con su consumo, no elimina
el mercado negro, no debilita al crimen organizado, ni combate la
propagación del SIDA. Resumiendo, las drogas no solucionan los
problemas, solo los aumentan. Y si el Gobierno uruguayo piensa lo
contrario, es porque no quiere ver lo obvio.
nv/kg/er
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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