Cuando el condón femenino
apareció en el mercado hace unos 20 años fue un fracaso. Pero nunca
desapareció completamente, y ahora algunas empresas han vuelto a la
carga con nuevos productos. ¿Ha llegado el momento de los preservativos
para mujeres?
Su nombre formal fue CF1, y no tardó en ser objeto de bromas y apodos como bolsa de plástico o globo de aire caliente.
"Creí tanto en el producto", cuenta
Mary Ann Leeper dos décadas después. "Estaba convencida de que las
mujeres querrían cuidarse solas. Éramos muy inocentes, yo
definitivamente lo fui".
Leeper fue la presidenta de Chartex, la compañía
que creó CF1. Antes de su lanzamiento, había una atmósfera de
curiosidad y anticipación, pero quienes estuvieron involucrados en el
proyecto subestimaron cómo el público vería y sentiría ese dispositivo
largo, resbaloso y poco familiar.
Leeper recuerda la reacción de un artículo negativo de una influyente revista femenina.
"Esa fue la historia principal que se convirtió
en un efecto dominó", cuenta. "Para ser sincera, fue una sorpresa para
mí. ¿Por qué ibas a burlarte de un producto que iba a ayudar a las
mujeres a mantenerse sanas, que las iba a proteger de las infecciones de
transmisión sexual, así como de embarazos no deseados?"
Para ser justos, el CF1 tenía alguna falla de
diseño. Hecho de poliuretano, era un poco ruidoso durante el sexo, y era
inevitable que esas historias cómicas de crujidos bajo las sábanas se
contaran una y otra vez.
Llamada de salvación
En los primeros años, la empresa que sucedió a
Chartex, Female Health Company, optó por desarrollar un programa de
educación. Así fue como un día de 1995, Leeper recibió una llamada
telefónica de una mujer llamada Daisy, responsable del programa de VIH y
sida de Zimbabue.
"Ella dijo 'tengo en mi escritorio una petición firmada por 30.000 mujeres exigiendo el condón femenino'", recuerda Leeper.
Ese fue el inicio de una serie de sociedades que
llevó el preservativo vaginal a mujeres de muchas parte del mundo en
desarrollo.
El sucesor de CF1, el CF2 -hecho de un látex
sintético que no ruge- es mucho más exitoso de lo que se imagina el
mundo desarrollado. Está disponible en 138 países, y desde 2007 las
ventas se han más que duplicado. La Female Helth Company ha tenido
ganancias por ocho años.
La gran mayoría de las ventas son para cuatro
clientes: la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
(Usaid), la ONU y los ministerios de salud en Brasil y Sudáfrica. Tanto
donantes como autoridades de salud pública están entusiasmados con todo
lo que le dé a las mujeres una ventaja en lo que llaman la "negociación
del condón" con hombres.
Los preservativos femeninos tienen otras
ventajas. Se puede introducir horas antes del sexo, lo que significa que
no hay distracciones en el momento crucial y no necesita ser retirado
inmediatamente después.
Para las mujeres, es una mejor protección para
enfermedades de transmisión sexual, debido a que la vulva está
parcialmente cubierta por un aro exterior que mantiene el dispositivo en
su lugar.
"Más placer"
Una encuesta realizada en 2011 determinó que el
86% de las mujeres estaban interesadas en volver a utilizar el método y
que el 95% se lo recomendaría a una amiga.
"Muchos informaron que los condones de mujeres
aumentan el placer sexual", señala Saskia Husken, del Programa Conjunto
para el Acceso Universal del Condón Femenino (UAFC, por sus siglas en
inglés). Para los hombres, estos preservativos son menos ajustados que
la alternativa masculina. Mientras que para las mujeres, el gran aro del
condón -que permanece fuera de la vagina- también puede ser
estimulante.
En África, la oferta gratuita de preservativos
vaginales en las clínicas, ha creado una tendencia de moda. Las mujeres
retiran el aro exterior y lo utilizan como brazaletes. "Si estás
disponible (para un romance) tienes una pulsera nueva", explica Marion
Stevens, de la campaña para la salud de la mujer Wish Associates. "Si
estás en una relación duradera, tu brazalete es viejo y desteñido".
Meyiwa Ede, de la Sociedad para la Salud
Familiar en Nigeria, dice que mientras que los hombres suelen excitarse
con la idea de tener sexo sin protección, las mujeres se sorprenden con
el primer atisbo del dispositivo.
"Ellas lo miran y dicen 'está bien, ¿estás diciendo que me lo tengo que poner yo?'", cuenta.
El equipo de demostradores de Ede utiliza un
maniquí para explicar cómo se inserta el condón y lo comparan con el
proceso de aprendizaje de un nuevo teléfono -desconcertante al
principio, pero después es una cuestión de instinto.
En la mayoría de los países desarrollados todavía hay que superar un problema de imagen de 20 años.
"Creo que el problema está en que cuando abres
el paquete ya está estirado, no es como los condones de hombres que
vienen en estos paquetes pequeños listos para desenrollar", dice Mags
Beksinska, de la Universidad de Witwatersrand de Sudáfrica. "De hecho,
tienen el mismo largo que los preservativos de hombres. Si los comparas,
no son tan diferentes".
Beksinska es la principal autora de un ensayo clínico publicado recientemente en la revista Lancet sobre tres modelos nuevos de condones femeninos:
- El Condón de la Mujer, disponible en China y que pronto será distribuido en Sudáfrica, es el fruto de un proyecto de Path -una ONG que se especializa en innovación para la salud- de 17 años en el que se han probado más de 50 versiones. Es más pequeños que el FC2, muy parecido a un tampón, con la mayoría del preservativo concentrado en una cápsula redondeada de polivinilo que se disuelve dentro de la vagina. Una vez que se expande, puntos de espuma ayudan a mantenerlo en su sitio.
- El Cupido, disponible en India, Sudáfrica y Brasil. Tiene un aroma a vainilla y viene en rosa o colores naturales. Actualmente es el único modelo, además del CF2 que tiene la calificación de la Organización Mundial de la Salud para el consumo público. Se está probando una versión más pequeña para el mercado asiático.
- El VA Wow, como Cupido, tiene una esponja que ayuda a los usuarios a insertar el condón y evita que se escurra.
De Colombia
El estudio de Lancet, que demostró que
todos eran igual de seguros que el CF2, asegura que la variedad ayuda a
aumentar las posibilidades de que haya más aceptación a nivel
internacional.
Otros condones femeninos con un diseño radical ya están disponibles en algunos países, o están a punto de salir.
Condón Air, a la venta en Colombia, tiene una pequeña burbuja de aire para ayudar a la inserción.
El condón Panty, de la misma empresa colombiana
Innova Quality, está empaquetada en una ropa interior especial, que
mantiene el condón en su lugar. No obstante, este producto no tiene
distribuidor.
Entretanto, un preservativo vaginal conocido como Origami está a un año de lanzar su producto al mercado estadounidense.
Su diseñador, Danny Resnic, quien empezó a
trabajar en esta área tras contraer VIH en 1993 debido a un condón roto,
prestó mucha atención a las burlas de CF1.
"Existe una razón para que parezca una bolsa de
plástico, es una bolsa de plástico", dice. "Se trata de colocar de una
forma distinta una clavija en un agujero".
Su preservativo de mujer tiene una forma
ovalada, que según él se parece a la anatomía femenina. Está empaquetada
en cápsulas parecidas a las de té (véase imagen superior) y una vez
insertada se expande como un acordeón. La parte exterior del
preservativo está diseñado para quedar plano contra los labios
vaginales, en vez de quedar colgando como otros condones.
"Es un producto íntimo y una experiencia
compartida por dos personas", explica. "Así que la intención de nuestros
condones vaginales es que sean atractivos tanto a hombres como a
mujeres".
Rehusable
Debido a que el condón Origami está hecho de
silicona, tiene el beneficio añadido de que se puede rehusar, se puede
lavar en el lavaplatos.
Saskia Husken, de AUFC, dice que -para que el
preservativo de la mujer alcance todo su potencial- es importante que
las parejas tengan una variedad de productos de donde elegir.
"Existe una necesidad por la variedad", dice
Husken. "Algunas mujeres prefieren un producto y otras otro. Lo mismo
ocurre con los hombres. No somos iguales".
Un estudio de 2010 toma esto en cuenta. En él,
investigadores pidieron a 170 mujeres sudafricanas que probaran cinco
veces tres condones distintos. Tras nueve semanas, podían elegir si
detener o continuar con las pruebas, utilizando el preservativo de su
elección. El 87% eligió continuar, y para ese momento, casi todas tenían
una preferencia definitiva (el 44% optó por el Condón de mujer,
mientras que el 37% por el CF2, y un 19% se inclinó por el VA Wow).
El hecho es que han pasado 20 años y el condón
femenino no tiene el éxito que la opción masculina, todavía representa
sólo el 0,19% del consumo global de preservativos, y los costos son 10
veces más caros, algo que no afecta la seguridad de estos empresarios.
Mary Ann Leeper explica cómo se dio cuenta de que se trataría de un juego muy largo.
Años después del desastroso lanzamiento del CF1,
un hombre de Tampax la fue a ver. Le dijo que no le había tomado años,
sino décadas para que los doctores pusieran su fe en los tampones, y las
mujeres dejaran de verlo como algo raro y asqueroso.
"Me mostró la curva de crecimiento", recuerda
Leeper. "Dije, '¡Dios, no me digas! ¿Tengo que esperar todo ese tiempo?
¡No sé si pueda durar tanto!'".
Quizás las evangelistas del condón femenino serán las que rían de último.
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