viernes, 14 de marzo de 2014

Morir en China es más caro que vivir

Morir en China es más caro que vivir

El precio de una parcela en un cementerio chino crece un 30 % cada año, mucho más que los de la vivienda. Para dar sepultura a sus familiares en camposanto, donde están enterrados altos cargos y personalidades, los chinos deben desembolsar hasta un millón de yuanes (más de 165 000 dólares).

En el país asiático cada vez hay menos terreno para las tumbas, así que la demanda aumenta.
En la actualidad, unos ciento ochenta millones de los 1300 millones de habitantes en China superan los sesenta años, anualmente mueren unos nueve millones de personas. El envejecimiento de la población hará que los beneficios de los servicios funerarios continúen creciendo: para 2017 la cifra de negocios en el sector alcanzará 16 500 millones de dólares.
Un metro cuadrado en algunos cementerios de Pekín puede llegar a costar 65 600 dólares, en Shanghái el precio de la parcela supera los 30 000 dólares. Pero ese es solo el primer paso. Otros varios de miles de dólares se irán en el funeral, la lápida o el monumento. Según los datos de las funerarias, el coste medio de un monumento para una tumba en dos años, desde 2011, casi se ha duplicado, alcanzando unos 25 000 dólares. En la sociedad china nació incluso un modismo para referirse a los que tienen que ahorrar toda la vida para dar digna sepultura a sus padres o para el propio entierro: “Esclavos de la tumba”.
Entretanto, los que están acostumbrados a vivir a cuerpo de rey podrán obtener servicios exclusivos también después de la muerte. Por ejemplo, se les ofrece entierro en lugares privilegiados, como un camposanto de lujo en las inmediaciones de Shanghái, más parecido a un gran parque. "Aquí están enterradas setecientas personalidades entre héroes militares, políticos, músicos, cantantes de ópera o actores. Los novios incluso vienen a hacerse las fotos de la boda", cuenta el gestor del cementerio, Jason U. Uno de los lugares más populares entre los visitantes es la última morada de la famosa cantante taiwanesa Teresa Teng. En su tumba se alza un monumento de mármol blanco y se pueden escuchar sus mejores canciones. Algunas tumbas se parecen más a mausoleos privados, donde los familiares entran usando una tarjeta de plástico, como en los hoteles.
El renombrado cementerio pekinés de Babaoshan, donde yacen héroes revolucionarios, hace poco abrió sus puertas al público. En 2012 se pusieron en venta unas ciento veinte parcelas por un desorbitado precio de más de 165 000 dólares.
Los expertos calculan que dentro de unos seis años en China no habrá suficiente espacio para enterrar a los muertos. Ante esta perspectiva y el encarecimiento de las parcelas las autoridades chinas impulsan a la cremación o a lanzar los restos al mar. A finales del año pasado a los altos cargos y miembros del partido se les recomendó recurrir a esta práctica, o, al menos, evitar organizar funerales ostentosos. Los Gobiernos de Cantón y Shanghái, donde el porcentaje de gente mayor es muy alto, incentivan la cremación con una suma de dos mil yuanes a los que acepten arrojar las cenizas de sus muertos al mar.
ap/as/aa
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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