Por Carlos Salcedo
El cambio climático
está generando alteraciones drásticas en la situación ambiental en el mundo. Las grandes masas de hielo se están
fundiendo y está subiendo el nivel del mar. En algunas regiones, los fenómenos
meteorológicos extremos y las inundaciones son cada vez más frecuentes y en otras
se registran olas de calor y sequías. Esta realidad no escapa a la
República Dominicana. Con relativa frecuencia, de hecho, se han anunciado en el
país ondas tropicales, altas temperaturas y escasez que agua.
El sector agua debe
ser un eje fundamental como política de Estado. Sin dejar de lado el serio
problema medioambiental que padecemos, tenemos una crisis de agua, pues no
estamos aprovechando la totalidad del agua disponible y los procesos de
tratamiento para consumo humano deben ser mejorados. El INDRHI tiene en
proyecto unas 33 represas para aumentar nuestra capacidad actual del control de
las aguas que caen en nuestro territorio.
Es una realidad: el
país pierde más del 70% de las aguas de los ríos (Informe INDHRI 2015) por
falta de presas. No solo el cuidado del medio ambiente es importante, también
la administración eficiente de los recursos naturales disponibles debe ser una
prioridad del gobierno.
El gobierno del Estado
debe velar por el desarrollo de actividades comerciales que vayan en beneficio
del desarrollo nacional; pero sin dejar de lado su papel de regulador en los
sectores vulnerables, como es el caso de las zonas protegidas, la industria extractiva
de recursos naturales y la estabilidad de la flora y fauna nacionales.
La estrategia nacional
debe ser involucrar a las empresas en medidas de protección medioambientales
mediante tecnologías más limpias y actividades de comercio ecológicamente sostenibles
y responsables, junto a un implacable régimen de consecuencias. La producción y
el diseño de componentes biodegradables en menor tiempo, haciendo un uso de los
beneficios de fuentes de energía renovables, es de máxima prioridad en términos
de políticas públicas.
También el reciclaje y
el manejo consciente de los desechos, en torno a la idea de una nación que
busca que sus riquezas naturales puedan ser disfrutadas por futuras
generaciones y cuyo aparato productivo interno sea sostenible en el tiempo debe
ser la meta. Es la vida la que está en juego.
Ciertamente, los
impactos directos del cambio climático afectarán el territorio y el bienestar
de países tropicales y subtropicales de manera más dura y apresurada que los
demás hábitats. Esto en gran medida por la naturaleza de las precipitaciones
constantes en estas áreas del globo terráqueo.
Por esto, el Estado
debe desarrollar políticas de adaptación eficientes, como invertir en sistemas
de seguimiento medioambientales, utilizar tecnologías contra inundaciones para
protección contra los cambios de las mareas por tormentas, aumentar su
capacidad de respuestas ante eventos atmosféricos y naturales que afecten la
integridad del territorio dominicano, como también la construcción de
estructuras más resistentes a los cambios del clima.
La realidad es que el
gobierno debe aplicar políticas públicas que empujen el comportamiento del
dominicano hacia modelos más sostenibles en términos económicos, sociales y
medioambientales. Las medidas implementadas deben tomar en cuenta las metas
nacionales propuestas para mitigar las emisiones de carbono, extender la vida
humana, mejorar el bienestar social y optimizar la manera en que extraemos
energía y recursos del medio ambiente.
Sabemos que la
actividad económica puede ser distanciada de las emisiones de carbono
utilizando el desarrollo de la innovación y la tecnología. A esto hay que sumar
la implantación de políticas públicas que se integren con los diversos
departamentos involucrados con fines de ir cambiando nuestra dependencia de los
combustibles fósiles y modificar el comportamiento de los consumidores en torno
a productos menos nocivos para el medio ambiente.
Sabemos que debemos
garantizar la seguridad energética en el país, por lo que es necesario un período
de transición mediante un esquema planificado de integración al sistema de
energía del país de más fuentes renovables, lo que debe incluir la
investigación de energía nuclear. Todo
esto desafía el modelo económico imperante, por lo que la sociedad completa
deberá formar parte de este cambio que debe suceder pronta y sostenidamente
para bien de todos y para nuestra vida misma.
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