jueves, 2 de enero de 2020

Agua, medioambiente y desarrollo


Por Carlos Salcedo
El cambio climático está generando alteraciones drásticas en la situación ambiental en el mundo. Las grandes masas de hielo se están fundiendo y está subiendo el nivel del mar. En algunas regiones, los fenómenos meteorológicos extremos y las inundaciones son cada vez más frecuentes y en otras se registran olas de calor y sequías. Esta realidad no escapa a la República Dominicana. Con relativa frecuencia, de hecho, se han anunciado en el país ondas tropicales, altas temperaturas y escasez que agua.
El sector agua debe ser un eje fundamental como política de Estado. Sin dejar de lado el serio problema medioambiental que padecemos, tenemos una crisis de agua, pues no estamos aprovechando la totalidad del agua disponible y los procesos de tratamiento para consumo humano deben ser mejorados. El INDRHI tiene en proyecto unas 33 represas para aumentar nuestra capacidad actual del control de las aguas que caen en nuestro territorio.
Es una realidad: el país pierde más del 70% de las aguas de los ríos (Informe INDHRI 2015) por falta de presas. No solo el cuidado del medio ambiente es importante, también la administración eficiente de los recursos naturales disponibles debe ser una prioridad del gobierno.
El gobierno del Estado debe velar por el desarrollo de actividades comerciales que vayan en beneficio del desarrollo nacional; pero sin dejar de lado su papel de regulador en los sectores vulnerables, como es el caso de las zonas protegidas, la industria extractiva de recursos naturales y la estabilidad de la flora y fauna nacionales. 
La estrategia nacional debe ser involucrar a las empresas en medidas de protección medioambientales mediante tecnologías más limpias y actividades de comercio ecológicamente sostenibles y responsables, junto a un implacable régimen de consecuencias. La producción y el diseño de componentes biodegradables en menor tiempo, haciendo un uso de los beneficios de fuentes de energía renovables, es de máxima prioridad en términos de políticas públicas.
También el reciclaje y el manejo consciente de los desechos, en torno a la idea de una nación que busca que sus riquezas naturales puedan ser disfrutadas por futuras generaciones y cuyo aparato productivo interno sea sostenible en el tiempo debe ser la meta. Es la vida la que está en juego.
Ciertamente, los impactos directos del cambio climático afectarán el territorio y el bienestar de países tropicales y subtropicales de manera más dura y apresurada que los demás hábitats. Esto en gran medida por la naturaleza de las precipitaciones constantes en estas áreas del globo terráqueo.
Por esto, el Estado debe desarrollar políticas de adaptación eficientes, como invertir en sistemas de seguimiento medioambientales, utilizar tecnologías contra inundaciones para protección contra los cambios de las mareas por tormentas, aumentar su capacidad de respuestas ante eventos atmosféricos y naturales que afecten la integridad del territorio dominicano, como también la construcción de estructuras más resistentes a los cambios del clima.
La realidad es que el gobierno debe aplicar políticas públicas que empujen el comportamiento del dominicano hacia modelos más sostenibles en términos económicos, sociales y medioambientales. Las medidas implementadas deben tomar en cuenta las metas nacionales propuestas para mitigar las emisiones de carbono, extender la vida humana, mejorar el bienestar social y optimizar la manera en que extraemos energía y recursos del medio ambiente. 
Sabemos que la actividad económica puede ser distanciada de las emisiones de carbono utilizando el desarrollo de la innovación y la tecnología. A esto hay que sumar la implantación de políticas públicas que se integren con los diversos departamentos involucrados con fines de ir cambiando nuestra dependencia de los combustibles fósiles y modificar el comportamiento de los consumidores en torno a productos menos nocivos para el medio ambiente.
Sabemos que debemos garantizar la seguridad energética en el país, por lo que es necesario un período de transición mediante un esquema planificado de integración al sistema de energía del país de más fuentes renovables, lo que debe incluir la investigación de energía nuclear.  Todo esto desafía el modelo económico imperante, por lo que la sociedad completa deberá formar parte de este cambio que debe suceder pronta y sostenidamente para bien de todos y para nuestra vida misma.

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