domingo, 9 de noviembre de 2008

REITERACIONES NECESARIAS

Por J. A. Peña Lebrón
En el número 35 de EL54 correspondiente al mes de noviembre de 1998, apareció nuestra usual entrega con el título breve de INSTITUCIONES, de la cual nos permitimos transcribir a continuación sus dos párrafos finales, a saber:
¨Una de las debilidades más notorias en la vida nacional es la tradicional reluctancia de los dominicanos a respetar los dictados de la ley. Y no nos referimos básicamente al pueblo común, de más bajo nivel educacional, a quien esta ultima circunstancia debe tomársela como atenuante de su responsabilidad; sino a los otros, a los de arriba, tanta en bienes materiales como en Poder y educación, a quienes su proclividad a la burla de la ley los hace merecedores de la más graves condenas, tomando en cuenta su posición privilegiada para discernir entre el bien y el mal¨.
¨Hoy 6 de noviembre de 1998, fecha en que esbozo estas breves líneas, se conmemora en el país el Día de la Constitución, evocando la fecha en que se proclamó en el año 1844 la Carta Fundamental que nos organizó como nación, con el marcado propósito de alcanzar un digno destino para todos sus hijos. En ocasiones como ésta, son tradicionales las expresiones verbales de apego a los ideales de los Fundadores de la República. Quisiéramos que esta vez, afanados como estamos los dominicanos en encontrar las vías de concordia que nos conduzcan al progreso, en un clima de orden, justicia y libertad, las manifestaciones de fe verbales se conviertan en hechos patentes, a fin de que nunca más nuestra Constitución pueda ser definida como un simple pedazo de papel, apto quizás para fines abyectos, y que sea respetada por todos como la base fundamental que es del ordenamiento institucional de la nación dominicana¨.
Estas reflexiones de diez años atrás cobran vigencia y actualidad con acción del proceso de reforma constitucional actualmente en curso en las cámaras legislativas, puesto que la Constitución, denominada también Pacto Fundamental, es o debe ser la expresión, con la mayor dosis de unanimidad pasible, de los acuerdos básicos sobre los cuales se erige el edificio jurídico de nuestra República, y cuya fortaleza depende en grado sumo de la aceptación que el pueblo, único soberano y dueño de su destino, otorgue a los principios y disposiciones contenidos en tan importante instrumento legal. Ahora bien, el proyecto de nueva Constitución sometido por el Presidente de la República a las Cámaras legislativas, más que concitar apoyo unánime ha promovido objeciones sustanciales que van desde la descalificación de la Asamblea Revisora como organismo que conocerá del proyecto, hasta el rechazo de ciertas disposiciones que según algunos analistas tienden a disminuir las atribuciones y facultades de lo Poderes Legislativo y Judicial, y a incrementar los poderes ya excesivos del Presidente de la República.
Finalmente, creemos que el momento escogido para promover la reforma constitucional no ha sido el más oportuno. Y es que en agobian, la insuficiente energía eléctrica, las peticiones de aumento salarial; las huelgas y reclamos de obras públicas por ejecutar; el desbordante incremento del poder del narcotráfico y de la corrupción; la inseguridad ciudadana ante el crecimiento de la criminalidad; y las dificultades que nos aguardan a consecuencia del desastre de la economía norteamericana, son solo algunos de los factores de irritación que debemos enfrentar cada día.
Agregar a ello las controversias que esta generando el tema de la reforma constitucional, mas que huirnos en un proyecto de vida nacional armonioso, tiende a dividirnos más aún de lo que estamos, con consecuencias imprevisibles para el destino de nuestro pueblo. Roguemos todos para que estas aprensiones se disipen como que se lleva el viento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

  Honestidad, en las votaciones política. Por Venecia Joaquin. Estamos en plena campaña política; etapa en que miembros de los diferente...