CULTURA MUNICIPAL
LOS MUNICIPIOS. (178)
LA HISTORIA DE MOCA. (28)
La
independencia nacional. Es verdad histórica fuera de dudas que Moca como poblado o villa tenía existencia
propia con anterioridad al 1750. Es cierto que no hay punto matemáticamente
exacto para fijar cuando comienza Moca como villa, pues se trata
de un pueblo sin fundador individualmente conocido. En otras ocasiones hemos afirmado que Moca surge de la floresta,
de la misma tierra fértil y pródiga sobre la cual se fue paulatinamente
desarrollando la población.
Es casi seguro que
en la sección de Estancia Nueva y su paraje ahora conocido como La Ermita, se edificara una
primera construcción para la
administración de los sacramentos de la Iglesia y se oficiaran misas, por curas que
venían de Santiago o de La Vega. También es
probable, casi seguro, que la sección rural amplia era Estancia Nueva y tal
vez el sitio exacto donde se levantó la Ermita para los cultos
religioso, originó el nombre de la hoy llamada sección. En la actualidad, La Ermita es la sección y
Estancia Nueva es un paraje de La
Ermita.
Particularmente creemos que el desarrollo de Moca contara con
limitada emigración de algunos habitantes de la Ermita o Estancia Nueva. Es más creíble que las crecidas del río Moca motivaran, de modo inequívoco, el
desarrollo de Moca.
El más viejo investigador de nuestros antepasados, don
Elías Jimenez, no señala la fundación de Moca, fundamentada en esas emigraciones de La Ermita o Estancia Nueva,
hacia lo que fue y es Moca como poblado,
Aun en los tiempos actuales se trasladan familias o personas desde las
zonas más próximas, hacia la ciudad. Es
un fenómeno que ocurre siempre.
En los años de 1801 en adelante, Moca es pueblo
formado, con sus gentes, familias, y su Iglesia
en el centro del poblado.
De 1800 a 1822
Moca, como otros pueblos de la hoy
República, se afinca como poblado nuestro, pero más bien sus habitantes se sienten ligados a España,
mas que a otra nación, no obstante los
tratados celebrados por La Madre Patria para incorporarnos
a Francia.
Fue muy beneficioso para la nación y para Moca, que en el año 1801,
José María Imbert fijara su residencia en Moca, después de haber vivido en Cuba
y Haití. Contrajo matrimonio con la señora
María Francisca del Monte, que suponemos pertenecía a familias
prestigiosas de Moca.
El 27 de Febrero de 1844 se proclama la separación de
la nación dominicana de la haitiana. Para esa fecha memorable para nosotros,
Imbert reside en Moca, con su prestigio de militar veterano, no improvisado.
A la proclamación de la independencia dominicana,
siguió la defensa del territorio nacional y de la dignidad de pueblo libre y
soberano.
No es necesario repetir lo que la historia afirma de modo no controvertido. La
declaración de la independencia nacional
fue seguida de contiendas bélicas que dieron lugar a importantes
batallas que el heroísmo nacional
consagró victoriosamente para nosotros los dominicanos.
Las dos primeras defensas de la Independencia fueron
las del 19 de Marzo en Azua y la del 30 del mismo mes en Santiago.
José Maria Imbert, quien residía en Moca, y tenia
experiencias en contiendas bélicas, asumió la defensa de la nación. Al aproximarse las tropas
haitianas a la ciudad de Santiago, Imbert y sus gentes, entre los cuales había
algunos mocanos, asumió la defensa de la soberanía.
Para los haitianos llegar a la ciudad de Santiago era
necesario cruzar el río Yaque del Norte, que para esa época era muy caudaloso.
Considero a este río como un aliado
natural para conseguir la victoria del 30 de Marzo de 1844.
A los que han leído las reseñas históricas de la
batalla del 30 de Marzo, les llama poderosamente la atención, la circunstancia
de que en los reportes de guerra se hace constar que las tropas dominicanas, no
experimentaron bajas. Parece inverosímil,
pero no tanto si se toma en cuenta que las tropas invasoras debían cruzar
el río Yaque del Norte y que Imbert, era buen estratega militar y había organizado la resistencia de modo conveniente, estableciendo varios fuertes para reprimir al enemigo.
Es justo consignar además, que las derrotas
experimentadas por el ejército haitiano de invasión, en la batalla de Azua pudieron llegar al
conocimiento de las tropas invasoras que
trataban de llegar o invadir a Santiago de los Caballeros. Es posible y la
afirmación es conjetura nuestra, que esta circunstancia pudo desanimar un poco
a los invasores que venian por el Norte, lo cual no creo sea mengua para el
prestigio, valor y estrategias que ordenó un militar de carrera, como lo era
José María Imbert.
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