miércoles, 5 de septiembre de 2012

La independencia nacional.



CULTURA MUNICIPAL

LOS MUNICIPIOS. (178)

LA HISTORIA DE MOCA. (28)


La independencia nacional.  Es verdad histórica fuera de dudas que  Moca como poblado o villa tenía existencia propia con anterioridad al  1750.  Es cierto que no hay punto matemáticamente exacto para fijar   cuando comienza Moca como villa, pues se trata de un pueblo  sin fundador   individualmente conocido. En otras ocasiones  hemos afirmado que Moca surge de la floresta, de la misma tierra fértil y pródiga sobre la cual se fue paulatinamente desarrollando la población.
Es casi seguro que  en la sección de Estancia Nueva y su paraje ahora conocido como La Ermita, se edificara una primera  construcción para la administración de los sacramentos de la Iglesia y se oficiaran misas, por curas que venían   de Santiago o de La Vega. También es probable, casi seguro, que la sección rural amplia era Estancia Nueva y tal vez  el sitio exacto donde se levantó la Ermita para los cultos religioso, originó el nombre de la hoy llamada sección. En la actualidad, La Ermita es la sección y Estancia Nueva es un paraje de La Ermita.
  Particularmente  creemos que   el desarrollo de Moca contara con limitada   emigración de algunos habitantes de la Ermita o Estancia Nueva.  Es más creíble que las crecidas del río Moca  motivaran, de modo inequívoco,    el desarrollo de Moca.
El más viejo investigador de nuestros antepasados, don Elías Jimenez, no señala la fundación   de Moca, fundamentada en esas  emigraciones de La Ermita o Estancia Nueva, hacia lo que fue y es Moca como poblado,  Aun en los tiempos actuales se trasladan familias o personas desde las zonas  más próximas, hacia la ciudad. Es un fenómeno que ocurre siempre.
En los años de 1801 en adelante, Moca es pueblo formado, con sus gentes, familias, y su Iglesia  en el centro del poblado.
De 1800  a 1822 Moca, como otros pueblos  de la hoy República, se afinca como poblado nuestro, pero más bien  sus habitantes se sienten ligados a España, mas que a  otra nación, no obstante los tratados celebrados por  La Madre Patria para incorporarnos a Francia.
Fue muy beneficioso para  la nación y para Moca, que en el año 1801, José María Imbert fijara su residencia en Moca, después de haber vivido en Cuba y Haití. Contrajo matrimonio con la señora  María Francisca del Monte, que suponemos pertenecía a familias prestigiosas de Moca.
El 27 de Febrero de 1844 se proclama la separación de la nación dominicana de la haitiana. Para esa fecha memorable para nosotros, Imbert reside en Moca, con su prestigio de militar veterano, no improvisado.
A la proclamación de la independencia dominicana, siguió la defensa del territorio nacional y de la dignidad de pueblo libre y soberano.
No es necesario repetir lo que la historia  afirma de modo no controvertido. La declaración de la independencia nacional  fue seguida de contiendas bélicas que dieron lugar a importantes batallas que el heroísmo nacional  consagró victoriosamente para nosotros los dominicanos.
Las dos primeras defensas de la Independencia fueron las del 19 de Marzo en Azua y la del 30 del mismo mes en Santiago.
José Maria Imbert, quien residía en Moca, y tenia experiencias en contiendas bélicas, asumió la defensa  de la nación. Al aproximarse las tropas haitianas a la ciudad de Santiago, Imbert y sus gentes, entre los cuales había algunos mocanos, asumió la defensa de la soberanía.
Para los haitianos llegar a la ciudad de Santiago era necesario cruzar el río Yaque del Norte, que para esa época era muy caudaloso. Considero a este río como un  aliado natural para conseguir la victoria del 30 de Marzo de 1844.
A los que han leído las reseñas históricas de la batalla del 30 de Marzo, les llama poderosamente la atención, la circunstancia de que en los reportes de guerra se hace constar que las tropas dominicanas, no experimentaron bajas. Parece inverosímil,  pero no tanto si se toma en cuenta que las tropas invasoras debían cruzar el río Yaque del Norte y que Imbert, era buen  estratega militar y  había organizado la resistencia de modo  conveniente, estableciendo  varios fuertes para reprimir al enemigo.
Es justo consignar además, que las derrotas experimentadas por el ejército haitiano de invasión,  en la batalla de Azua pudieron llegar al conocimiento de las tropas  invasoras que trataban de llegar o invadir a Santiago de los Caballeros. Es posible y la afirmación es conjetura nuestra, que esta circunstancia pudo desanimar un poco a los invasores que venian por el Norte, lo cual no creo sea mengua para el prestigio, valor y estrategias que ordenó un militar de carrera, como lo era José María Imbert.

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