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El desprecio de los ricos por los menos
privilegiados tiene raíces históricas, según la historiadora Mary Beard,
profesora de la Universidad de Cambridge.
![Alcancías](http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2012/12/07/121207121654_ricos_pobres_alcancia_464x261_thinkstock_nocredit.jpg)
En la antigua Roma, las clases bajas podían ser realmente bajas.
Había bandas de "buenos para nada" y
"vagabundos" que pasaban toda la noche en bares de mala muerte, ahogando
sus penas en alcohol. Además de hablar sobre los conductores de
cuádriga (el equivalente antiguo de los futbolistas), su único
entretenimiento era armar pelea y apostar.
Se sentaban en las mesas de juego, y hacían ruidos horribles con sus narices.
![Mary Beard](http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2011/11/20/111120055257_mary_beard_304x171_bbc_nocredit.jpg)
Mary Beard es profesora del mundo clásico en la universidad británica de Cambridge.
Fantasías de ricos
Los párrafos de más arriba citan, casi palabra
por palabra, la descripción de las condiciones sociales en la capital
del Imperio Romano que ofreció un historiador pudiente del siglo IV,
Amiano Marcelino.
Para ser justos con Amiano, también dijo muchas
cosas crudas sobre la élite. "Son esas personas que un día son demasiado
amigables y al próximo ni te reconocen, que gastan demasiado dinero en
comer bien o -para introducir un toque característico de Roma- se rodean
con batallones de sirvientes eunucos".
Pero esta visión sobre el comportamiento de la clase baja es el tipo de fantasía que han tenido los ricos desde entonces.
Yo creo que Amiano nunca pisó un bar corriente
cualquiera y nunca pensó en la falta de lógica de lo que estaba
diciendo: si estos personajes realmente eran tan pobres, ¿acaso cómo
podían pagar por lo que consumían toda la noche?
Doble moral
Y en cuanto a las apuestas, es el caso clásico de los dobles estándares morales. A la élite romana le gustaba apostar.
El emperador Claudio incluso escribió un libro
sobre cómo ganar con los dados y una de las frases más famosas jamás
pronunciadas por un general romano surgió justo en una mesa de apuestas:
"Alea iacta est" o, en español, "el dado está echado" o "la suerte está echada", como se cree que dijo Julio César.
![peleas en el mundo antiguo](http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2012/12/07/121207120642_ricos_pobres_mosaico_464x261_thinkstock_nocredit.jpg)
En términos generales, los romanos de clase alta
no tenían mucho tiempo para dedicarle a los pobres, ya fueran libres o
esclavos, aunque también les tenían algo de miedo. Con frecuencia se
referían a ellos como una "turba" o "multitud".
Las luchas de gladiadores eran un espectáculo popular en el mundo antiguo.
Pero más allá de los insultos o los apodos que
usaban, lo cierto es que las fechorías que los ricos atribuían a los
pobres de la antigua Roma se parecen sorprendentemente a las que todavía
escuchamos hoy.
Para comenzar, se culpaba a los pobres de abusar
de los servicios que se les ofrecían, no por parte del estado de
bienestar sino por sus benefactores ricos.
Amiano, por ejemplo, señaló con disgusto cómo
los pobres pasaban sus días merodeando por los toldos del teatro que se
instalaban para que los asistentes romanos comunes y corrientes pudieran
protegerse del ardiente sol durante las presentaciones al aire libre.
"Aquí", vociferó, "hay personas que prácticamente están viviendo bajo los toldos".
Tal vez no se le había ocurrido que se trataba
de personas que no tenían ningún lugar a donde ir para refugiarse. Digo:
¿Por qué tendría alguien que pasar su vida deambulando si tiene una
casa a donde llegar?
"Parásitos de los subsidios"
El merodeo en los toldos del teatro no es un
gran tema hoy en día. Pero, de todos modos, las quejas de Amiano tienen
mucho en común con las quejas modernas sobre los "parásitos de los
subsidios".
Mi madre, que vivió durante la fundación del
servicio de salud pública de Reino Unido, el NHS, se acordaba de cómo en
los '40 y '50 la prensa estaba llena de historias sobre cómo algunas
personas estaban poniendo casi de rodillas a la economía de la nación
porque estaban comprando no uno sino dos pares de anteojos del NHS,
además de dos cajas de dientes postizos.
Según Mary Beard, los ricos actuales tienen prejuicios hacia los más pobres similares a los de los romanos.
Como señalaba con frecuencia, ¿para qué podría
alguien necesitar dos cajas de dientes? ¿para tener una de repuesto, por
si la primera se pierde?
![alcancías](http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2012/11/28/121128143028_begger_rich_304x171_getty_nocredit.jpg)
Supongo que debe haber algunas personas que sí
intentan esto, pero en todo caso lo que necesitan no es una clase de
moral sino una de matemáticas y economía del hogar.
Pero imaginar que una gran cantidad de personas
transitan por ese camino es una opinión absurda sobre todo el proceso
reproductivo y de sus incertidumbres, el dolor, las responsabilidades y
los gastos.
No es algo que escuche con frecuencia en boca de muchas mujeres.
La otra manera en que la clase alta
tradicionalmente habla de los que son menos afortunados es, por
supuesto, dividiéndolos en los pobres buenos y los pobres malos.
"Familias trabajadoras"
En el siglo XIX se hablaba de los pobres de
"mérito" y los de "poco mérito". Nuestro equivalente de los de mérito
son "las familias trabajadoras".
Los políticos de todos los partidos mencionan
todo el tiempo esta frase en la radio o la televisión. Es casi como si
se les hubiera dicho que nunca pueden decir sólo "familias", sin su
adjetivo acompañante.
Tal vez yo no soy muy influenciable, pero cada
vez que los escucho siento simpatía hacia los irresponsables, perezosos o
-por Dios santísimo- por los solteros que no tienen familias. ¿Acaso
son menos dignos del tiempo de nuestros políticos y de nuestro cuidado
sólo porque no tienen hijos?
Pero hay puntos más serios que deben ser discutidos.
"Nos podemos considerar afortunados de saber que los ricos no se rodean de batallones de sirvientes castrados."
Mary Beard
Para comenzar, no se requiere mucho cálculo
político para ver que si se considera a algunas personas "de poco
mérito", muy pronto se convertirán en eso. No hay mejor forma de
convertir a un niño en un problema que enviarlo al rincón como castigo.
Pero bueno, con el riesgo de sonar algo
santurrona, también hay una pregunta irritante sobre el progreso humano.
Sería bueno pensar que hemos avanzado un poco desde la época de Amiano
hace más de 1.500 años.
En algunos casos, por supuesto, lo hemos hecho.
Nos podemos considerar afortunados de saber que los ricos no se rodean
de batallones de sirvientes castrados.
¿Pero no sería también una señal de progreso si
tratáramos a todos como personas dignas de cuidado, más allá de si
tienen mérito o son trabajadoras?
Sería bueno pensar, en otras palabras, que
podríamos convertir en prioridad el cuidado de los antisociales, las
personas con sobrepeso, los fumadores y hasta quienes hacen ruidos
horribles con sus narices.
Pero me temo que no hacemos eso todavía.
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