Por Venecia Joaquín
Todos sabemos que la misión de la Iglesia Católica es cuidar la
vida espiritual de la humanidad. Su meta es que aprendamos a amarnos,
respetarnos y vivir en paz. Enseña que el
tesoro más valioso está en el alma del individuo. A mi juicio, ella seria
más eficiente en la divulgación de estos principios, si la cúpula aprovechara cualquier evento nacional, para enseñar con el ejemplo, para recordar que
el poder político, material, de
cualquier índole, es basura cuando no va
acorde con la justicia social.
En estos días, han trascendidos eventos impactantes, experiencias duras, que deberían ser utilizadas
por la iglesia como plataforma, para dar lecciones cristianas de amor, humildad y respeto. Tenemos el conflicto
con Haití, la crisis del PRD, los afanes de combatir la corrupción y la
impunidad, divorcios, pobreza extrema,
antivalores.
Se sigue con interés, el divorcio de una pareja que envuelve
poder, millones, hijos. La renovación de sus 30 años de matrimonio acaparó las
páginas sociales. Fue una ceremonia
hermosa, pomposa, que presidió el
Cardenal Nicolás López Rodríguez. Fui de las que sonreí y suspiré contenta.
Hoy, dos años después, el escenario es diferente. Se están separando. No ha
aparecido el Cardenal en la escena. Es lamentable. Si los ayudan a dialogar con serenidad, pueden llegar a un
acuerdo que les permita vivir en paz y dar mejores ejemplos a sus hijos y la sociedad.
El Cardenal seria el más
adecuado. Si renovó sus votos puede ayudarlos, sin dar la impresión de que se
inclina hacia el mejor postor. Las iglesias no son empresas, son casas de Dios. Los mensajes enviados por
años a través de medios de comunicación, Eucaristías y predicas, puede resumirlos en una acción, demostrando que aun en las grandes crisis, los seguidores
de Cristo, logran un final feliz.
Por otro lado, no debe permitir
la impunidad en los actos de corrupción. Sus pronunciamientos son tímidos. Parecería que teme lastimar a poderosos, a los que le quitan el pan a los
pobres para enriquecerse.. El Vaticano esta dando lecciones de coraje en contra
de funcionarios corruptos. Los Cardenales deben hacer lo mismo, caiga quien
caiga. Con su firme posición, aprenderíamos a controlar las tentaciones, ser valiente y entender mejor la palabra de
Dios.
La iglesia nunca debe
perder de vista los que están sumergidos
en la pobreza. Por la salud espiritual de la sociedad, debe ayudar a que se
erradique y bloquear la entrada de
antivalores como las drogas y corrupción.
Ella también puede ayudar a solucionar conflictos como el del PRD, que amenaza con dividir a sus miembros. Son hijos de Dios. No es
cuestión de “lamentar su situación, llamarlos a deponer actitudes y decir que
afecta la democracia”, es ayudar a una solución civilizada, ejemplar,
cristiana. Jamás dar la impresión de apoyar el que más poder y recursos económicos puede
darle. El escenario es para recordar el daño que hace la ambición y el orgullo.
Refrescar la memoria sobre la paz que da actuar con humildad, dialogando y pensando en los demás.
La iglesia puede ayudar a armonizar
con el vecino país, Haití. No creo que “nos
ponen de mojiganga”, como dijo el Cardenal. No es recomendable, tirarle mas leña al fuego
y menos cuando sólo somos espectadores de esta dinámica. Ellos necesitan
que le toquen el alma. Recordarles la
importancia del diálogo entre los seres humanos y los pueblos, para mejor
entendimiento. ¡Procede que los cardenales de ambas naciones, se reúnan con los
mandatarios!.
La prepotencia, la soberbia, el desprecio por los infelices, no
son armas que deben esgrimir los cristianos. Deben manejarse con criterios
religiosos, no políticos partidista ni discriminatorios.
Urge que la Iglesia Católica
recuerde constantemente, que Dios es el único poderoso en el universo. Envió a su
hijo Jesús, para dar lecciones de amor y humildad. ¡Le lavó los pies a los discípulos,
no a los poderosos!!. Señor Cardenal, de la cúpula de la iglesia esperamos un
rol más activo, no de espectador. Me permito sugerirle que aproveche cualquier evento
para apoyar con coraje la justicia social y recordarnos actuar como Jesús, al
lado del desvalido y en el camino que conduce a la paz. ¡Buscar
soluciones, es otra forma de dar bendiciones!!.
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