Invitados dentro del lujoso Boeing Business Jet BBJ 777 en Shanghái.
Mucho se ha escrito sobre la
campaña que ha emprendido el gobierno de China para combatir la
corrupción. Ahora uno de los principales bancos del mundo le ha puesto
un precio a la titánica lucha.
De acuerdo con un informe publicado por el Banco
de América Merrill Lynch este mes, el proyecto gubernamental contra la
corrupción podría costarle a la economía más de US$100.000 millones este
año.
Eso representa una gran actividad
económica, una cifra que no se aleja mucho del tamaño de la economía de
Bangladesh, que sostiene a unas 150 millones de personas (aunque habría
que admitir que no lo hace muy bien).
Muchos de los microefectos de la lucha
anticorrupción del presidente chino Xi Jingping han sido muy bien
documentados: una desaceleración en el sector de los restaurantes, por
ejemplo, y una significativa caída en las ventas de los bienes de lujo.
Durante el último año, en los elegantes centros
comerciales y las boutiques de diseñadores de Shanghái –que alguna vez
fueron el centro de la generosidad oficial y la entrega de regalos– casi
es posible escuchar el sonido de sollozos y el crujir de dientes.
Macroeconomía
Pero el informe del banco estadounidense sugiere
que la campaña está teniendo también un efecto macroeconómico
importante y preocupante.
Desde inicios del año pasado, asegura la entidad
financiera, los depósitos bancarios del gobierno se han disparado a una
tasa interanual de hasta casi 30%.
En los últimos años tanto el número de ricos como el poder adquisitivo de la clase media china ha aumentado.
Incluso los funcionarios honestos –sugiere el
informe– están aterrorizados de comenzar nuevos proyectos por temor a
que sean vistos como corruptos. Ellos están simplemente manteniendo los
fondos públicos en el banco.
El costo total a la economía de las
prohibiciones al consumo gubernamental y el enfriamiento del gasto
administrativo es una reducción estimada en el crecimiento de al menos
0,6% este año.
Pero de acuerdo con el informe, podría llegar a
ser tan alto como 1,5%, porcentaje que de acuerdo con mis cálculos muy
toscos nos da una cifra de alrededor US$135.000 millones de pérdida de
la actividad económica.
Los autores del informe admitieron que sus
cálculos son una "aproximación de la estimación de la contracción
fiscal", pero incluso si ellos tienen la mitad de la razón es una
cantidad extraordinaria de dinero y resalta algunos de los desafíos que
enfrenta el líder anticorrupción, el presidente Xi.
Desde que asumió el cargo hace más de un año, el
mandatario ha hecho de la causa anticorrupción un objetivo que lo
define. El líder ha advertido que la corrupción y la extravagancia
oficiales amenazan la misma supervivencia del Partido Comunista.
A inicios de abril, una noticia no confirmado
daba una seductora idea de la seriedad del proyecto del Ejecutivo.
Supuestamente, las autoridades chinas se habían apoderado de activos
valorados en más de US$14.000 millones que pertenecían a la familia y al
círculo de amigos de un solo individuo: Zhou Yongkang, un poderoso
exmiembro del Politburó).
Prostitución
Desmantelar estructuras de poder de ese tipo conlleva riesgos muy altos, por supuesto.
Otra noticia publicada a inicios de mes sugiere
que el expresidente Jiang Zemin le había enviado un mensaje a la actual
dirigencia: no permitir que la campaña contra la corrupción se les
escape de las manos.
Evan Osnos, en la revista estadounidense The New Yorker,
cita al exmiembro del partido Chen Yun diciendo: "Combate la corrupción
muy poco y destruye el país; combátela demasiado y destruye el
partido".
El informe del banco estadounidense da una idea
clara de cómo la corrupción se ha entrelazado con el crecimiento
económico chino.
No es frecuente que se encuentren banqueros
discutiendo la importancia macroeconómica de la prostitución, pero ellos
lo hacen para dejar constancia de una realidad.
Este año, de acuerdo al informe, la campaña
anticorrupción ha acelerado su ritmo y ha tenido como blanco el comercio
sexual en docenas de ciudades.
Eso ha tenido un impacto adverso en algunos negocios de la industria de los servicios, señala.
Quizás hoy en día, Chen Yun añadiría una tercera
observación a su reflexión sobre la dificultad de balancear la lucha
contra la corrupción: no importa el Partido, combatir la corrupción con
demasiada fuerza también podría conducir a la destrucción de la economía
china.

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