Muchos extranjeros son ahora más amables y educados que antes
Vivir en Japón puede ser una experiencia valiosa y dejarte muchas
enseñanzas. Son incontables los extranjeros que en Japón aprendieron,
por ejemplo, a ser puntuales. Entonces, ¿Japón nos puede hacer mejores
personas?
Eso se pregunta la escritora Amy Chavez, que en una nota publicada en
el sitio RocketNews24 intenta responder a la interrogante a través de
las opiniones de extranjeros que han vivido o viven en el país asiático.
Amy afirma que estar rodeada de gente amable y educada “contagia”. Esto dicen algunos extranjeros:
“El nivel general de educación tiene un efecto civilizador”.
“La amabilidad y benevolencia de la gente me hace querer ser mejor también”.
“Soy mucho mejor persona de lo que era antes”.
Japón te enseña a tener consideración por el prójimo, a pensar en el
otro antes que en ti, a ser más consciente de las personas que te
rodean. De este modo, logras una sociedad cohesionada y respetuosa,
donde brillan los buenos modales. Algunas impresiones:
“Todos podríamos aprender de Japón para tener mejores modales. Después de todo, los buenos modales son gratis, no cuestan nada”.
“Los japoneses tienen consideración por los demás en todos los
lugares públicos (no hablando alto, respetando las colas, siguiendo las
reglas, etc.), y si tú decides seguir su ejemplo, te conviertes en un
ciudadano más considerado”.
“Yo ahora soy más sensible a los sentimientos y necesidades de las
personas, y a las complejidades de las relaciones interpersonales”.
“Japón me enseñó a ser más respetuoso con los que me rodean, especialmente con los ancianos”.
Amy ha encontrado extranjeros que tras vivir en Japón le dicen que
ahora son más amables, más respetuosos, más considerados, más
tolerantes, etc.
Que Japón anteponga el bien común al individuo no significa que este se diluya o difumine. Al menos para el extranjero que dice:
“Aprendí cómo la gente puede supeditar su individualismo a una
sociedad ordenada y, sin embargo, al mismo tiempo conservar su
individualismo en sus aficiones e intereses. Aprendí que puedes ser
excepcional sin sobresalir”.
La gratitud es otro de los valores que varios extranjeros dicen haber
aprendido de Japón: “Expresar agradecimiento por el servicio de los
demás, ya sean padres, parejas o personas con las que uno tiene
relación”.
Tolerancia: “Como en Japón hay muchas cosas a las que un occidental
no está acostumbrado, como sentarse en el suelo, hay un montón de
tolerancia. Eso te hace una mejor persona con un corazón bien abierto a
lo desconocido”.
Un extranjero destaca la importancia de la ceremonia del té, que a su
juicio encierra la esencia de la cultura japonesa: “Distinción,
silencio, respeto, modales, gusto, y mucho más”.
La clara separación entre educación y religión en Japón también es resaltada por algunos extranjeros:
“Hacen un muy buen trabajo enseñándoles a los niños moral sin vincularla con la teología”.
“Japón me enseñó que uno puede ser amable aunque ellos no sigan
ninguna religión. Ser considerado con los demás, ser limpio por dentro y
por fuera, llegar a tiempo, etc. parecen ser las normas comunes
seguidas por todos en Japón”.
La eficiencia del servicio en Japón, acostumbrarse a vivir en un país
donde las cosas funcionan bien, también tiene efectos beneficiosos:
“He llegado a esperar un mayor nivel de servicio y profesionalidad de los demás y de mí mismo”.
Por supuesto, en Japón también se viven muchas experiencias
negativas. No se trata de pintar todo de color rosa, sino de empezar el
año destacando lo bueno de Japón. (International Press)
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