Por Juan A.
Peña Lebrón
La
llamada “Era de Trujillo”, amarga etapa de la vida de la República Dominicana, y
el ajusticiamiento de quien le dio ese nombre, el 30 de mayo de 19 ó1, son
hechos históricos que los dominicanos en general, y muy especialmente los
mocanos, no debemos permitir que sean cubiertos por el manto del olvido.
Esta
reflexión cobra vigencia hoy más que nunca, cuando el desenvolvimiento de
nuestra vida pública actual solo puede entenderse como resultado de la
decapitación del tirano, la cual abrió de par en par las puertas de la libertad
en nuestra Patria.
Dos
intelectuales mocanos han aportado juicios esclarecedores en torno al tema. El doctor
Adriano Miguel Tejada, en reciente entrevista
en Madrid, afirmó lo siguiente (citamos): "La memoria histórica es un
asunto seriamente pendiente en República Dominicana, que sigue afectando el día
a día de los ciudadanos, ya que aquí nunca se hizo un proceso de destrujillización,
porque todos nos sentíamos culpables de haber formado parte del régimen de
alguna manera" y al dejar pendiente ese proceso "se dejaron también instituciones
de la dictadura que todavía mantienen prácticas de aquella época".
Y
amplía el docto Tejada su reflexión, agregando " No hemos podido reformar unas
costumbres muy autoritarias; tampoco algunos destellos de la cultura de sumisión,
sobre todo en las clases más bajas, simplemente porque el proceso no se hizo, y
esa es la gran tarea inconclusa de la sociedad dominicana" (Ver diario "La
Información", 12 junio 2019, pág. 3-C).
Por
su parte, el doctor Eduardo García Michel, en su libro "30 DE' M.AYO - TRUJILLO
AJUSTICIADO", hace un análisis de la gesta liberadora del 30 de mayo dé 1961,
que puso fin a la oprobiosa tiranía de 31 años, haciendo notar la participación
que en la misma tuvo un grupo de mocanos, encabezados por Antonio de la Maza
Vásquez y sus hermanos Mario y Ernesto de la Maza Vásquez, y por el doctor
Eduardo Antonio García Vásquez, padre del autor de la obra. También destaca
este valioso tex-to histórico, la participación destacada del General Juan Tomás
Díaz, Antonio Imbert Barreras, Luis Amiama Tió, Salvador Estrella Sadhalá,
Tunti Cáceres, Amado García Guerrero, Pedro Livio Cedeño, Huáscar Tejeda Reyna,
ingeniero Roberto Pasoriza, Modesto Díaz, Miguel Ángel Báez Díaz y otros
participantes, cuyos nombres habían permanecido en la sombra, los cuales era de
justicia rescatar del olvido.
Además
de lo anterior, la obra del doctor García Michel ofrece un panorama de los
horrores que vivió el pueblo dominicano bajo la crueldad sin límites del
tirano, cuya alma rencorosa cometió las acciones más perversas que la mente
humana puede imaginar, comenzando con la violación al derecho a la vida y la seguridad
de las personas, así como a la libertad de reunión y de asociaci5n para fines
pacíficos, o para constituir partidos políticos, sindicatos, instituciones de
todo orden, ejercer el comercio, viajar libremente al extranjero, y todo otro
derecho que pudiera implicar disidencia frente al egoísmo enfermizo del
dictador y sus acólitos.
Un
alto funcionario del Gobierno de Venezuela, el doctor Laureano Valenilla Sanz, quien
tuvo oportunidad
de
conversar el tirano en el mes de octubre de 1953, en su libro "Escrito de
Memoria' , hace un retrato que pinta a cabalidad la imagen abominable del
dictador dominicano. A continuación, un trozo de ese retrato:
"En
cuanto a Trujillo, es un caso especial, una personalidad poco común. Por
momentos he tenido la impresión de que es el único habitante de la República Dominicana.
Los demás apenas si existen físicamente. está presente en todas partes. ~s
mucho más que un tirano. Una obsesión. Habla, piensa y actúa en nombre de dos
millones de millones de personas que ni habían, ni piensan, ni actúan. o
conozco antecedentes históricos parecidos. Otros déspotas están limitados en su
acción por su incapacidad o indiferencia para abarcar ciertos problemas o por la
gran capacidad de los gobernados que generalmente no admiten una tutela integral.
La dictad a de Gómez fue relativa.
Mandaban
muchos a través de él o validos de él. Con Trujillo no. No hay gran visir ni
personas influyentes. Dispone de todo, absolutamente de todo. Ningún dominicano
escapa a su dominio, aun los emigrados. Va a buscarlos donde estén para liquidarlos
o someterlos a su férula. Me han
contado que interviene hasta en la moda femenina. El amor, inclusive lo
desierta y lo extingue a su antojo.
A
su muerte, el pueblo tomará tiempo para eliminar la tremenda droga que lo
mantiene aletargado. Trujillo es un barbitúrico. Ignoro hasta qué punto pueda
ser beneficioso para un país engendrar una personalidad con tales características,
así lo salve de la miseria y de la anarquía.
Lo antes expuesto os hace ver por qué no debemos
olvidar ni la era de Trujillo, ni la muerte del tirano.
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