Por: Lic. Amable
Guzmán
El
espectáculo exhibido en la clausura de los juegos Panamericanos del 2019, fue
algo que la comunidad internacional, lo ha valorado con muy buenas
calificaciones; pues allí hubo un derroche de cultura, que retrata la historia
de Perú; tradiciones y colores, dándole un toque mágico a este evento.
Cada
detalle estaba enlazado con los elementos históricos culturales; trazados en
las explicaciones de su propio origen. Por ejemplo, el escenario tenía la forma
de las piedras y caminos de las ruinas de Machu Picchu, de manera, que cada
espacio específico, se convertía en una pantalla gigante, donde las imágenes
que se apreciaban, eran alusivas al tema tratado en el momento.
De igual
manera la mascota Milko, la cual le fue entregada una réplica de esta artesanía
a cada atleta al momento de recibir su medalla. Tiene en su tradición la
representación del agua, ya que una parte de las costas peruanas están bañadas
por el Océano Pacifico; su cabeza de tres picos simboliza los dioses y los
tatuajes en su cuerpo, representan el aspecto relacionado con la agricultura;
entre otras cosas.
Cada
presentación fue bien cuidada, usando entre los artistas, bailarines y personal
de apoyo aquellos que se consideran iconos del arte peruano; quienes
aprovecharon el escenario para dejar el corazón sobre el mismo; como lo
hicieron los atletas, que participaron en cada una de las disciplinas de estos
juegos, que se celebran cada cuatro años.
Pero no
todo fue de esta manera, durante el desarrollo de los juegos y en el momento de
entrega de las medallas, pues hubo otros asuntos muy diferentes; como cuando el
atleta estadounidense Race Imboden, quien ganó medalla al competir en el
deporte de esgrima; este al sonar el himno de su país para entregarle su
medalla, se arrodilló, en señal de protesta contra el racismo, el control de
armas, el maltrato a los inmigrantes. A Imboden le podría costar una sanción,
de cobertura disciplinaria; pues estos atletas de esta delegación, hacen un
compromiso de no realizar demostraciones políticas ni religiosas en ese momento.
Por otro lado,
la lanzadora de martillo; deporte que consiste en una bola de metal, atada a
una cuerda, que es lanzada dentro de una jaula, para quien lo haga a mayor
distancia y guardando las reglas, se convierte en ganador; pues esta joven
también de los Estados Unidos, Gwen Berry, alzó un puño en una evidente forma
de protesta, por las mismas razones que lo hizo su compatriota.
La primera
vez que se hizo una acción como esta, fue en los Juegos Olímpicos de México
1968, donde los velocistas Tommie Smith y John Carlos, levantaros sus puños y
doblaron sus cabezas en el podio, al momento de la premiación de los 200
metros.
Después de
cincuenta años, el tema de protesta no ha cambiado; pues el tema racial, las
injusticias sociales, lo relativo al género entre otras cosas; han sido y
siguen siendo motivos de protestas en este tipo de eventos. E-mail:
amable_guzman@hotmail.com
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