Por Leo Cuevas
Objetivo,
imparcial y positivo
Estas
características permiten comunicar las ideas de forma más asertiva, puesto que
cuando se redactan informes en los que queda la impresión de que se están
formulando acusaciones contra determinados empleados, estos documentos no son
bien recibidos; de ahí la importancia de prestar especial atención al lenguaje
con el que se redactan.
Por ejemplo, en
lugar de decir “el gerente no presentó la documentación solicitada”, sería más
asertivo señalar que “la documentación no estaba disponible en la fecha
señalada”. De esta forma se evita hacer acusaciones.
Incluir la
cuantificación monetaria de los hallazgos
Al redactar los
hallazgos encontrados en términos monetarios se logra atrapar la atención del
usuario de la información. De esa forma quien lea el informe puede dimensionar
de forma adecuada la magnitud de la situación encontrada. Por ejemplo, podría
ser útil incluir información acerca del monto por el que las utilidades, el
patrimonio o los impuestos resultan afectados como consecuencia de la
incorrección encontrada. Podría ser necesario también referirse al riesgo
reputacional que corre la entidad, o las posibles implicaciones legales que
podría traerle determinada decisión.
Soportar los
hallazgos con evidencia
Cualquier
afirmación realizada en el informe debe estar respaldada con los papeles de
trabajo correspondientes, puesto que puede ocurrir que quienes consulten los
informes requieran ampliar la información o exigir explicaciones sobre
determinadas aseveraciones. Por lo mismo, ningún hallazgo del que no se tengan
soportes debe incluirse en el informe.
Oportunidades de
mejora
“cada hallazgo o
situación que requiera ser comunicada tendrá un valor agregado si se presenta
junto a la recomendación sobre cómo mejorarlo, o reducir sus efectos”
El propósito más
importante de la labor del revisor fiscal es prevenir daños, o en su defecto
contribuir a corregir las desviaciones detectadas. Por consiguiente, cada
hallazgo o situación que requiera ser comunicada tendrá un valor agregado si se
presenta junto a la recomendación sobre cómo mejorarlo, o reducir sus efectos.
Para esto el auditor fiscal debe señalar las acciones específicas que buscarán impactar
las causas de las incorrecciones, y no sus consecuencias. En todo caso, no debe
olvidarse que la labor del auditor fiscal no es coadministrar, y por tanto sus
sugerencias deben redactarse en un lenguaje de sugerencia y no en uno
imperativo.
El resultado de
todos los puntos anteriores solo puede ser la consecuencia de haber aplicado
una adecuada planeación, evaluación de riesgos y obtención de evidencia; por
ello el auditor fiscal debe permanecer atento a todas las etapas de su trabajo.
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