Por Venecia Joaquin
Debemos detenernos a reflexionar
sobre el sistema político nacional. Urge
preservar la democracia, los partidos políticos. Se están convirtiendo en
negocios, en propiedades privadas, cuyos objetivos, estrategias y tácticas, no
se manejan con ideologías, principios ni con criterios normativos, sino
personales.
Cada día, el accionar de algunos
partidos políticos, se aleja más del sentir y necesidades del pueblo. Lo
irrespetan; ni siquiera actúan con la elegancia y diplomacia de otros tiempos.
El ejemplo más reciente lo vivimos con el PLD. El presidente de ese partido,
Leonel Fernández, estuvo feliz en el mismo, durante más de cuarenta años,
mientras le sirvió de plataforma para ser tres veces presidente de la Republica,
pero recientemente tiró sus riendas, lo abandonó, porque perdió las elecciones
primarias y desea ser primer mandatario por cuarto periodo.
Decía que “el PLD es una fábrica de
presidentes”, pero no quería darles oportunidades a otros. Al perder esta
contienda, en toda la nación se han escuchado sus protestas: ha sido un fraude,
soy lo máximo, se conceptualizar, presido el PLD, tengo a FUNGLODE, he sido
primer mandatario doce años, soy internacional. Se dirigió a la JCE, pidió
revisión del conteo, llamó organismos internacionales, invitó a protestar
frente a la junta, habló de revolución.
Desde la acera de enfrente, los
partidos de oposición, el pueblo, escuchaban el ruido, pataleos, amenazas, que salían
de la casa del PLD; no sabían exactamente qué había pasado, pero se frotaban
las manos.
Bajo la mirada hambrienta de los
partidos de oposición, Leonel dividió el pastel del PLD en pedazos; tomo su
porción; abrió la puerta y salió con la maleta a montar otro negocio; lo llamó:
La Fuerza del Pueblo. Para confiar en ella, deben reflexionar sobre los motivos
que le dieron origen; envuelven lecciones penosas.
Recordemos que Bosch fundó el PLD buscando
ayudar “los hijos de machepa” que reinara igualdad, bienestar colectivo. Tras
décadas de trabajo, logró que llegara al poder. Leonel con mucha habilidad, se ganó
su confianza y logró la presidencia; se olvidó de los pobres; se acercó a los ricos.
Ha demostrado que “si no es presidente, quiere ser candidato”, ama el poder que
le permite olvidar sus orígenes.
Cuando compitió en las primarias,
tras un cuarto periodo, no pensó en la posibilidad de perder y ha reaccionado dando
“palos sin control”, es otro hombre ¿el real? . Actuó sin pensar en el PLD de
Bosch, ni en el pueblo, ni en sus seguidores que ganaran primarias para las
alcaldías, senadurías y diputación. Hoy, están en posiciones difíciles ¿se
quedan en el PLD, se van a la Fuerza del Pueblo u otro partido? ¿Confiara el
PLD en los incondicionales de Leonel que sean candidatos?
Es lamentable que Leonel solo
pensara en él cuando en un arranque de ira habló de fraude y abandonó el PLD. Confió
en que, con su actitud, sepultaría el partido, cuyos principios, hace años, fue
abandonando durante sus mandatos. Ahora “ventorrillos políticos” le hacen seña
para que entre; sus propietarios, aspiran a crecer; y con Leonel, podrán
quitarse las gafas oscura y mostrar su verdadero sentir.
Desde la mecedora de mi abuelo,
hace tiempo observaba que Leonel manejaba el PLD con una “oligarquía de hierro”
que institucionalizó la corrupción y la impunidad, ¡se ha quitado la máscara! Gracias
a Dios, salió del partido de Bosch ¡lo dejo libre!, vuelve la diversidad de
pensamiento. Ojalá incorporen los principios originales y reestructuren el
partido de manera tal, que trabajen en pro de una sociedad más justa,
equilibrada, humana, donde todos vivan más tranquilos y felices.
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