El
próximo 16 de febrero serán celebradas las elecciones municipales en las 158
demarcación territoriales correspondiente a los municipal y 235 distritos
municipales. Eso significa que los distritos municipales gobiernan el 56 por
ciento del territorio nacional; la referencia que se tiene de este tipo de
comicios son las elecciones del 4 de mayo de 1968, sin embargo, eran de medio
términos (es decir a mitad de las generales que se celebraron dos años después
en 1970). Las de ahora son inéditas porque tres meses después serán las
elecciones para escoger las autoridades congresionales y presidenciales.
En la Provincia Espaillat para febrero
deben celebrarse elecciones municipales en 5 municipios y diez distritos
municipales de los cuales solo Moca concentra el 80 por ciento de esas
votaciones; esto quiere decir que para las estrategias políticas de los
partidos el municipio cabecero constituye un reto y desafío salir airoso en
este certamen electoral en esta plaza.
¿Cuáles son las características de Moca
como municipio? Como una novedad hay que replantear el concepto de
territoriedad a partir de una reformulación de lo rural-urbano; no es sólo una
cuestión geográfica sino de recomposición de la representación política y
social en la sala capitular; es planificar el crecimiento para convertirlo en
desarrollo; hasta ahora la planificación de los entornos urbano-rural ha sido
canalizada a través de la especulación inmobiliaria ocasionando una irracional
y distorsionada visión de una Moca caótica y confusa que nubla sus
posibilidades de los cambios y transformaciones que se necesita para
convertirla en una ciudad vivible y habitable(esto ha sucedido porque ha
contado con la anuencia de una sala capitular que términos históricos ha contado con una genuflexión que colinda con esos intereses); los esfuerzos no se han
centrado en realizar una gestión que tenga un alto contenido de fiscalización
ciudadana; existe una desigual participación de las comunidades en un
presupuesto participativo casi invisible;
la ausencia de políticas municipales de una migración temporal que
utiliza el suelo de la ciudad como trampolín para irse a otro lugar pero que
habita de forma efímera y consume por igual ejerce de manera transicional los
espacios urbanos originando una forma de pobreza escalofriantes y
desbordamiento absurdo de los suelos; la circulación se vuelve casi incierta
ocasionando terror ante un tránsito demencial en insensato.
Hay
que involucrar al gobierno de la ciudad en la búsqueda de solución de este
pandemónium; mientras eso sucede ante
los ojos estupefactos de una élite social inconclusa(política, económica y
social), pululan como la verdolaga decenas de candidatos a los puestos
municipales desconocidos y sin la solvencia de un arraigo ciudadano que
respalden esas aspiraciones; aún no he visto (salvo el equipo del PLD que
promueve a Guarocuya) presentar públicamente sus propuestas; no veo que la
sociabilicen (incluyendo la Guarocuya) en los sectores activos de la población
(medio de comunicación, entidades escolares, universidades, empresarios,
intelectuales, iglesias, etc) para que estos se conviertan en protagonistas de
un proceso que está llamado a utilizar sus mejores cerebros ante la posibilidad de quiebra de una ciudad (como
la de Moca) que requiere de una transformación real y hacerla más asequible a
sus habitantes y más vivible para sus ciudadanos.
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