Juan Pablo Acosta García
El distribuidor de tránsito de la Ramón Cáceres con Autopista Duarte es una estafa mas de las tantas a que nos tienen acostumbrados los "famosos gobiernos" que hemos padecido a lo largo de la historia republicana.
Esa importante obra es una estafa en la contracción, pues ya se está dañando, menos de un año de su terminación. Es una estafa por lo costosa de la misma. Y es una estafa porque no sirve para nada. No protege a los que vienen desde Santiago para Moca los cuales deben girar con el mismo peligro de antes para entrar a la Ramón Caceres.
Después que se está dentro del distribuidor y si viene para Moca, hay que tener cuidado pues no hay una vía que venga hacia acá, sino que se debe girar y girar hasta conectar con la vía que va para Santo Domingo, todo con el peligro de que venga un "loco" es decir, "un jevito" y le desparrame los cesos al infeliz conductor desprevenido.
El Grupo Modesto que tuvo a su cargo la obra es un fracaso. No supo hacer la carretera Baní-Azua ni ha sabido hacer nada de lo que se le ha pagado.¿Por qué ese grupo y particularmente su presidente no ha sido sometido a la acción de la justicia? Conocemos de la amistad del señor Modesto con el Presidente Leonel Fernandez.
Es importante que el pueblo dominicano, tantas veces estafado, adquiera conciencia de quienes son los que le estafan. Esto así porque en este país se vota cada dos años (dicho sea de paso, después de la droga, la política es la empresa más rentable en el mundo), y por lo tanto se le debería cobrar a los estafadores en las urnas, el engaño a que someten al pueblo.
El distribuidor de tránsito de la Ramón Cáceres con Duarte es además un peligro. No hay una sola luz. Ahora le pusieron un protector de un lado, pero el otro no tiene nada. Cualquier vehículo se cae fácilmente al vacío. En fin, esa obra es una estafa más de cuantas se ha cometido contra el infeliz votante que cada dos años legaliza el robo y el saqueo con su "derecho a elegir".
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