viernes, 7 de octubre de 2011

LA AMET Y LOS MOTOCONCHOS

LA AMET Y LOS MOTOCONCHOS

Por Juan Pablo Acosta

Desde hace un tiempo la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) viene librando una batalla con los motoconchistas, sin que se vislumbre una solución al gravísimo problema que es el desorden del transporte en la República Dominicana.

El asunto es que la AMET tiene razón. El país no puede seguir sumergido en el caos y el desorden que significa el motoconchismo, sin que nadie, por corrupción, politiquería, o por lo que sea, enfrente el problema desde la raíz. La solución al problema no es solamente imponerle una multa al violador de la ley 241. Es necesario acompañar esa multa de un proceso educativo. Por ejemplo, cuando el motorista sea sorprendido violando la ley se le debe imponer, además de la multa, la obligación de asistir durante quince días a una charla de dos horas. Si no asiste a la charla, entonces se le condena a limpiar el parque por dos meses. Si no lo limpia se le impide volver a las calles a hacer matar inocentes transeúntes.

En el país ocurren unos 1,700 accidentes mortales por año causados por motoristas desaprensivos que manejan en las calles como si se tratara del conuco del cual salieron. Ningún país del mundo que sea país padece una situación como la del motoconchismo que nos afecta a nosotros. Esa señal apocalíptica de una miseria espantosa, impuesta por el imperio nipón y chino al mundo, debe desaparecer.

No se trata de lanzar a las calles a los padres de familias que viven de esa actividad. De lo que se trata es de resolver un problema por efecto del cual todos salimos afectamos. El Estado debe propiciar fuentes de trabajo y prohibir por ley la entrada al país de motores. Es bueno que se sepa que en el país hay "empresas" que se ganan más de trescientos millones de pesos al año vendiendo motocicletas, a los cuales se les suman más de quinientos millones por concepto de evasión fiscal, en contubernio con mafiosos empleados de aduanas.

La única alternativa que tiene el Estado para deshacerse de ese grave problema es masificando el transporte mediante trenes y metros, a la vez que creando fuentes de trabajo para que el campesino no abandone su tierra en el campo y venga a la ciudad a vivir asinado en grandes nichos de miseria y los que habitan las ciudades se dediquen a otras actividades productivas con las cuales ganarse el sustento de sus familias.

Cualquiera que haya visitado un país organizado sabe que allí no pueden circular ni bicicletas ni motociclos, salvo que se trate de vehículos para deportes y cumpliendo reglas sumamente rígidas.

En nuestro país el problema del motoconcho se ha convertido en la causa número uno de accidentes y de muertes al año. Eso no puede seguir aunque haya que declarar la "segunda independencia" nacional. La AMET está tratando de resolver un problema de manera equivocada. Golpeando a los motoristas no se revolverá esa situación. La única vía que hay para resolverla es educando a los motoristas y los que sean muy brutos y no aprendan enviándolos para sus respectivos campos a sembrar plátanos y otros rubros que luego venderán en las ciudades. Estamos hartos ya de ver cómo día a día ocurren cientos de accidentes con resultados fatales tan solo porque a los motoristas les da la gana de hacer lo que les parezca en las calles. Sé que este artículo será manipulado por mis enemigos, pero a ellos les digo muchas gracias, puesto que gracias a su perversidad los motoristas creen que nosotros somos sus enemigos, cuando en realidad lo que queremos es vivir en paz y que ellos se ganen honradamente el sustento de su familia.

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