domingo, 5 de febrero de 2012

REMEMBRANZAS DE LA "PISCINA" MOCANA (1)


Por George Díaz Piñeyro (Punco)
Alberto Vásquez como excelente relator que es, dio a conocer en un artículo, interesantes datos de la estructura física y organizativa del famoso Centro de Diversiones, que el público prefirió llamarle a secas:  "La Piscina". Ahora bien, por mi parte, endoso otras variantes sobre el tema.
La apertura del lugar se realizó un 21 de enero/1963 con una fiesta bailable en la noche, siendo el doctor Sebastián Taveras y Hussaíno Germosén los más notables conductores del funcionamiento propio del mismo.
Una noche con asistencia masiva y mucha gente sin poder acezar porque sobrepasaba la capacidad de espacio disponible para albergar a tantas personas, ansiosas de participar al magno acontecimiento.
El hecho tenía una singular trascendencia, ya que por primera vez, todas las capas sociales del pueblo de aquel entonces, se le presentaba la oportunidad de tener un sitio abierto festivo bailable, ya que para el momento, ese tipo de recreación estaba limitado al Club Recreativo, el Centro Deportivo "La Cancha" y los pocos cabareses de la ciudad.
Constituyó un fenómeno sociológico, que tal vez, no se haya analizado detenidamente en su dimensión.
No se me escapa, recordar la esforzada Germania Noble en atender en dicha inauguración y días que siguieron, a una clientela ávida de saborear su menú criollo de longaniza, carnes fritas, tostones y unas deliciosas empanadas.
En ese jolgorio ambiente inicial, en una ocasión se presentó Pablo Rivas (el conocido Pabín) con unas damiselas y al solicitar las boletas de admisión, la encargada le dice que lea un cartel puesto, que decía:  "No se aceptan personas con malas costumbres,  ni damas con dudosa reputación". Con la jocosidad que le caracterizaba, reaccionó de inmediato:
- Dile a Seba (Sebastián) y a Husa (Hussaíno) que se dejen de pendejá. Aquí no hay duda. Son cueros  (putas) del pueblo abajo.
Otra modalidad que se vivió, entre un grupo reducido de alumnos del liceo secundario "Domingo Sarmiento",  que nos "escapábamos" del plantel y acudíamos al sitio para bañarnos algunos y otros a bailar con sus respectivas parejas en noviazgo adolescente.
En esa etapa, se exigía que los caballeros vistiesen con saco y corbata o por lo menos con lo primero.
Muchos carecían de eso y la alternativa que se vieron precisados a utilizar, consistió en que uno entrase primeramente y éste a su vez (ya dentro) le pasase la vestimenta por la parte lateral del solar vecino a otro. Esta acción se repetía cuantas veces, hasta que finalmente todos lograban ser admitidos. !Astucia y necesidad del momento!

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