Bosch fue un
hombre honesto, amaba la literatura pero
se dedicó también
a la polÃtica, para combatir la
desigualdad social. Le dolÃa ver al
pueblo con hambre, sumergido en la miseria, mientras un grupito disfrutaba de
las mieles del poder, robándole sus bienes.
Para combatir esta injusticia fundó partidos
polÃticos. El PLD fue su gran esperanza;
estableció cÃrculos de estudios, escuelitas para enseñarle a sus miembros principios
morales y cÃvicos, honradez, respeto a lo ajeno y estrategias para establecer
la justicia social. QuerÃa que de llegar
al poder, se dedicaran a darle al pueblo oportunidades para elevar su nivel
educativo y económico, sacarlo de la miseria, que llevaran una vida digna sin
mendigar ni que lo humillaran con limosna.
Bosch no resistÃa los poderosos insaciables, “tutumpotes”
como los llamaba, mal usando el erario público.
Combatió esas acciones desde todos los escenarios. Si ese pasado fue doloroso para él, este
presente hubiera sido desgarrador, mortal.
No hubiera resistido ver sus alumnos desechando su modelo para adoptar
los que combatió.
Durante sus gobiernos el PLD ha sepultado los
principios de Bosch; han repetido con más crudeza los esquemas anteriores, hay
más pobreza y corrupción. El marco
teórico que le enseñó lo han utilizado para justificar y envolver con elegancia
antivalores. Se olvidaron de lo humano,
se concentraron en lo material, dinero rápido, metro en lugar de comida,
parqueos en lugar de aulas, funditas en lugar de trabajo, “chorro de ideas” en
lugar de hechos.
Jamás se pensó que justificarÃan sus acciones en
base a que otros hayan sido peores o más corruptos; tampoco que usarÃan el
Palacio para hacer negocios y fundaciones personales, ni que sus dirigentes
entrarÃan en la categorÃa de nuevos millonarios con las villas y mansiones más
espectaculares que ricos de cuna. El
cÃrculo de estudios lo convirtieron en una universidad que forma Doctores en
Corrupción de alto nivel. No se esperaba que la famosa disciplina y valores
bochistas los usaran para arropar corruptos y engañar la base. Ni que intentarÃan establecer una dictadura
constitucional actuando bajo la voluntad del interés particular, sin respetar
las leyes de bien común. Hoy la foto de Bosch colgada en paredes, busca
confundir; de vivir, la mandarÃa a quitar.
Han fortalecido la estructura que combatió, de ser la esperanza pasaron
a ser la gran decepción. El Presidente de la República y del PLD, Leonel
Fernández ha realizado sus sueños de parecer a Balaguer, ahora quiere hacer del
paÃs un New York chiquito; pensó alguna vez en el pueblo.
El candidato Danilo Medina intenta recoger la pisoteada
bandera de principios “Yo no estoy haciendo una campaña electoral, estoy
construyendo un sueño” ¡Otro soñando!. ¿Cuál será el suyo? Los nuevos millonarios que le rodean sonrÃen
tranquilos, se encargaran de trazarle las directrices; mientras los pobres
añoran cambios; a ellos les interesa proteger y aumentar su riqueza.
Es posible que el presidente saliente se dedique a la
institución más próspera de su gestión: La Fundación Global (FUNGLODE) que
inició en su primer mandato y creció alimentada por sus Ministros. Cual semilla de invernadero se refugian en
ella para incubar. El poder lo puede
todo. Balaguer los ayudó a asumirlos
para demostrar que “No somos suizos”.
Aprendimos la lección.
Es obvio que al fallecer Bosch, lo sepultaron junto
a sus principios; adoptaron el estilo Balaguer: “Soy un Balaguer chiquito” dice
Leonel con orgullo. Lo superó, lo
demostró al lograr la primera parte del lema “Servir al partido para servir al
pueblo”. La cúpula del PLD está bien
servida, gorda y colorá. ¿Cuándo servirán al pueblo?. Ni Danilo en campaña lo
sabe. ¡Qué pena!.
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